Cuba cumplió hoy seis días de desabastecimiento de gasolina y diésel, nueva crisis que ha generado filas de automóviles de más de un kilómetro de largo a la espera de que la estatal Unión Cuba Petróleo (CUPET) suministre los combustibles.
Hasta este momento, CUPET no ha aclarado la causa del desabastecimiento que se extiende por todo el país y se suma a la escasez de alimentos y medicinas, y a una inestable generación de electricidad.
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El gobierno de la provincia La Habana dijo el domingo pasado que “por la falta de abastecimiento de diésel, se reajustarán las cifras de combustible asignadas a actividades vitales, de manera que se pueda realizar la venta en cuatro servicentros ubicados al este, oeste, centro y sur de la ciudad”.
Desde septiembre de 2019, Cuba padece desabastecimientos cíclicos de combustible que el gobierno atribuye “al acoso financiero de Estados Unidos”. Venezuela y Rusia, países aliados de la isla y también bajo sanaciones de Washington, son sus principales suministradores.
Este desabastecimiento impacta en toda la economía y muy en especial en la transportación y la generación de electricidad.
“El jueves tuvimos que interrumpir el servicio durante seis horas y ocho minutos en el horario pico” de la tarde-noche, dijo a la prensa el ingeniero Lázaro Guerra, directivo de la estatal Unión Eléctrica (UNE).
Entre las causas de esa interrupción, Guerra mencionó “problemas con el combustible para los motores del sistema de generación distribuida”, que se alimentan con diésel y fuel oil. El funcionario anunció que el viernes el apagón llegó a cinco horas y para hoy dijo, “se contempla un déficit de 221 megawatt en el horario de la noche”.
En La Habana, han sido habilitados servicentros especiales para abastecer al cuerpo diplomático y a autos rentados por turistas extranjeros, obligados también a hacer colas aunque mucho más breves que las que sufren los demás automovilistas. El suministro a los motores generadores de electricidad fue fijado como “máxima prioridad” por el gobierno.
La larga espera
Juan Ciriano, jubilado de 77 años, contó a MILENIO este sábado que está “cazando la gasolina desde el martes”, cuando se enteró de que el expendio de su barrio había sido abastecido en la tarde-noche. “Pero cuando llegué -agregó- la cola llegaba hasta la avenida 31 y doblaba, es decir tenía más de un kilómetro de carros por delante y desistí”.
“A las seis de la mañana del miércoles quedaban cuatro carros, el mío era el quinto, pero se acabó y desde entonces estoy en la búsqueda y captura de gasolina”, apuntó, mientras esperaba hoy en otra larga fila porque, dijo, “un camión (cisterna) descargará aquí, según comenta la gente, aunque la administradora del servicentro asegura la contrario”.
Juan Izquierdo, 52 años, no tiene auto, su trabajo consiste en acopiar viandas y hortalizas que vende en una carretilla por las calles del oeste de La Habana. “Llevo una semana vendiendo casi nada porque los camiones que traen la mercancía no tienen petróleo”, aseguró.
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La Habana, la provincia con mayor población y concentración urbana del país caribeño, se abastece de esos productos de provincias colindantes y eminentemente agrícolas.