Cuba legaliza las primeras empresas privadas tras 53 años de prohibición

"Estamos perfeccionando el modelo económico", dijo el titular de Economía, Alejandro Gil.

Ministro de Economía, Alejandro Gil. | EFE
Manuel Juan Somoza
Cuba /

Las dos primeras empresas privadas, de las 162 aprobadas hasta ahora por el gobierno, acaban de ser registradas oficialmente en Cuba, en lo que se considera un “acontecimiento histórico” luego de 53 años de prohibición para posibilitar que el Estado se hiciera cargo desde la producción de petróleo hasta el arreglo de un par de zapatos desfondados.

“Hoy (13 de octubre) quedaron oficialmente reconocidas por registro notarial las dos primeras Mipymes (pueden llegar hasta 100 empleados) en Cuba: Dofleini Software y Guajiritos, emprendimientos dedicados a las actividades de programación informática, una de las líneas priorizadas para el desarrollo del país”, consignaron de manera destacada todos los medios nacionales.

El destaque, sin trascendencia en cualquier otro país de América donde las empresas privadas son determinantes, está en correspondencia con que en 1968, después de proclamado el socialismo como rumbo, en la isla fueron prohibidos los últimos “remanentes del capitalismo”, como se bautizó la confiscación de más de 55 mil pequeños negocios privados, incluidos mil 188 talleres de reparación de calzado.

Para el viceprimer ministro y titular de Economía, Alejandro Gil, no se trata de la “restauración del capitalismo, todo lo contrario, no es lo que quiere nuestro pueblo, no es lo que estamos diseñando; estamos perfeccionando el modelo económico porque nuestra economía tiene que respaldar nuestro socialismo”.

De ahí, dicen expertos, “el difícil equilibrio entre desarrollar el sector privado, a sabiendas de que este se transformará con el tiempo en un actor político, y mantener al estado como eje principal de la economía en la peor crisis económica desde los años 90 del siglo pasado”.

No por casualidad es a través de empresas estatales que los privados pueden exportar e importar y que solo se permita que sean socios de la Mipymes privadas personas naturales. “para evitar la concentración de la propiedad y la riqueza”, según el vice primer ministro Gil.

La aprobación de las pequeñas y medianas empresas privadas fue acordada por el Partido Comunista, en 2011, como parte de una reforma económica dirigida a sacar al país del hueco de improductividad y desidia en el que había caído y ninguno de los líderes cubanos ha explicado por qué tanta demora en su aplicación. Empero, parecería obvio el temor de algunos de ellos a que el país se le escapara de las manos.

El nuevo rumbo en marcha en medio del desconcierto de los cubanos de a pie por el altísimo costo de la vida apunta a un esquema similar al imperante en China y Vietnam, con partido único y economía mixta. No obstante, a juzgar por la lentitud de las reformas, los dirigentes cubanos se inclinan a ser menos aperturistas que chinos y vietnamitas.

Las nuevas formaciones económicas

El ministerio de Economía y Planificación, única institución facultada para dar luz verde a los nuevos proyectos empresariales, aprobó ayer 60 nuevas Mipymes privadas y cuatro cooperativas, con lo cual el total de solicitudes autorizadas llegó a 168 en el país.

“De ese total, 39 tienen como actividad económica principal la producción de alimentos (considerado asunto de “seguridad nacional” por el gobierno) y 34 la producción manufacturera, incluida la fabricación de materiales de construcción”, puntualizó ese ministerio.

Para el doctor en Economía de la Universidad de La Habana, Omar Everleny, las nuevas empresas privadas son "un paso en la dirección correcta, aunque el Estado debe tener mayor flexibilidad y no seguir trabajando como en el pasado”, cuando todo se decidía centralmente.

Punto de vista ese que comparten tanto especialistas como emprendedores. Sin embargo, el hecho cierto es que la economía cubana, con su consiguiente impacto político y social, se está abriendo a un nivel sin precedentes.

 Queda por responder en la práctica la pregunta que se hacen muchos, entre ellos el analista Ariel Terrero: “¿Me muerde el entusiasmo o estamos definitivamente a las puertas de cambios tan discutidos y soñados por lo que representan para cualquier economía?”.

​OMZI

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