La población cubana se lanzó hoy a los mercados subvencionados por el Estado, a fin de buscar comprar a bajo precio carne de cerdo, el alimento tradicional de las fiestas de fin de año, cuando la inflación acumulada en el 2022 llega al 28,76 por ciento, sin posibilidades de disminución a la vista, según informes oficiales.
“Estoy aquí desde ayer para ver si puedo comprar un pedazo de puerco”, dijo a MILENIO Josefina Álvarez, de 68 años, funcionaria jubilada, quien era parte de un tumulto de consumidores ansiosos, que, con el mismo fin, bloqueaban los accesos a una bodega estatal del municipio Playa, en el oeste de La Habana.
Ante la imposibilidad de importar alimentos para cebar a los cerdos, por falta de moneda fuerte “a causa del bloqueo estadunidense”, esa carne se ha transformado en un manjar en la isla.
Hoy los comercios privados vendían la libra a 450 pesos, en tanto en las bodegas de bajo costo en la que se agolpaban Josefina y sus vecinos la libra se comercializaba a 250 pesos.
En el país se requieren 120 pesos para comprar un dólar estadunidense en el mercado cambiario oficial y se pagan 175 pesos por dólar en el mercado informal, aunque en ocasiones se ha llegado a 200 pesos por dólar. La combinación de esos dos mercados determina los precios en la isla.
En este contexto, el titular de Economía, Alejandro Gil, informó esta semana que “la inflación acumulada de enero a octubre de 2022 fue de 28,76 por ciento” y en comparación con 2021 “en octubre llegó al 40 por ciento”, lo cual reduce todavía más el valor real de los ingresos de los cubanos.
“A mí no me alcanza la jubilación (2 mil pesos mensuales) para comprar lo que siempre he comprado para festejar la navidad, mire como está esto de gente para comprar aunque sea un pedacito de puerco, ni pensar en turrones de jijona o alicante, porque eso solo se vende en dólares”, comentó Álvarez en referencia a la red de tiendas estatales que comercializan alimentos y otros productos en moneda libremente convertible.
“Es difícil celebrar en un país en crisis”, dicen
Las celebraciones de la Navidad y del fin de año se unen en Cuba con su principal efeméride política, el triunfo de la revolución el 1 de enero.
Pese a que “es difícil celebrar en un país en crisis”, en opinión de muchos cubanos, de las más diversas posiciones ideológicas, todos buscan formas de cumplir con la tradición, aunque los adornos navideños hayan desaparecido de la mayoría de las casas y los alimentos tradicionales (carne de cerdo, turrones, manzanas y doce uvas) sean casi inexistentes.
“Bueno, yo este año no monté el arbolito de navidad en casa por todos los líos de los apagones y eso, y además porque una se cansa de estar de cola en cola para cualquier cosa”, admite Álvarez, quien forma parte del millón 400 mil cubanos mayores de 60 años, el 21,6 por ciento del total de la población de la isla.
Ese segmento poblacional es uno de los más golpeados por la inflación.
“En cualquier sitio (país) desarrollado o medianamente avanzado, el jubilado se toma su tiempo en viajar, conocer otros sitios, cultivar un pequeño huerto o estar pendiente de un jardín además de pasear al perro. Aquí en la isla, a buscar un trabajo adicional porque lo recibido después de tantos años de labor no alcanza para vivir y en otros casos para sobrevivir”, dice el reconocido cronista cubano Aurelio Pedroso.
Insatisfecho Díaz-Canel por su gestión
La situación económica y social es tan compleja en Cuba, que en un hecho inédito, el presidente Miguel Díaz-Canel ha afirmado sentir una “enorme insatisfacción” con su gestión al frente del país caribeño.
“Siento una enorme insatisfacción por no haber sido capaz de lograr desde la conducción del país, los resultados que necesita el pueblo cubano para alcanzar la anhelada y esperada prosperidad”, dijo el gobernante al rendir cuenta de su gestión ante el parlamento. Acto seguido prometió que “el 2023 será mejor”.