Finaliza la Cumbre del Clima de la Organización de las Naciones Unidas, luego de dos semanas que para algunos fueron eternas y para otros fueron efímeras.
Catorce días de intenso trabajo; de anteponer la responsabilidad antes que el cansancio del jetlag; de si afortunado eres, poder comer más de una vez al día y eso sí, hidratarte muy bien, porque en cada rincón del recinto se encontraban fuentes para rellenar los botes de agua (el sentir en los labios agua fría fungía como un despertador para continuar con los sentidos encendidos).
La COP26 no se trata solamente de extensas negociaciones o discursos de los personajes más importantes del mundo respecto al cambio climático. Hay más en este encuentro mundial, porque durante el tiempo que dura se convierte en el punto de reunión más grande a nivel internacional; ese donde convergen como iguales personas de todo el mundo, incluso de lugares que pocos conocían su existencia.
Al estar bajo todo este escenario es inevitable que sucedan cosas como entablar relaciones laborales, amistosas y hasta amorosas. Los asistentes están tan inmersos en sus labores que las únicas personas con las que conviven son las que integran sus propios equipos. Poco o nada es el tiempo para conocer residentes de Glasgow, ni que decir de sus lugares más atractivos.
El término de la COP26 es para quienes participaron en ella un momento de alivio, que les da la dicha de poder cerrar la laptop, guardar los papeles y algunos irse corriendo al Pub escocés más cercano a relajarse y divertirse aunque sea por una noche, porque al siguiente día tendrán que regresar a sus cargas laborales habituales y muchos emprenderán el viaje de regreso a sus países.
Pero también está la contraparte, aquellos que encontraron en el ajetreo diario de estos días, en las conexiones establecidas y en el resultado del trabajo, una fuerza que los motiva a regresar recargados y renovados a sus hogares.
Las Cumbres del Clima de la ONU seguirán y muchos de sus asistentes se reencontrarán; pero como dice la canción de Antonio Cortazzi: "Nunca nada será igual".
ledz