Familias enteras, personas con mascotas o cargando pantallas de televisión, padres que piden ayuda para sus hijos cansados o lastimados y mujeres que intentan no llorar frente a ellos, son parte de las escenas que marcan la entrada a tierra de paz, justo al límite de la zona de bombardeos.
Quienes logran huir del conflicto entre Rusia y Ucrania, continúan llegando a Rumania desde la frontera de la ciudad de Siret para buscar refugio y ponerse a salvo .
Este sábado, el ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Yair Lapid, visitó unos cuantos metros del paso fronterizo rodeado de un fuerte dispositivo de seguridad.
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Cientos de voluntarios de varias organizaciones de ayuda humanitaria de distintas partes del mundo reciben a los desplazados con alimentos enlatados, comida preparada, bebidas calientes, atención médica, ropa, gorros y guantes para el intenso frío e incluso juguetes para alegrar a las y los niños.
Un pequeño llegó con una rata para la que pidió ayuda en un centro veterinario que le dio atención entre enormes perros y gatos estresados por tantas horas de trayecto.
Todas las organizaciones buscan aportar algo positivo para estas familias. Incluyeron mesas para entrega de peluches, juguetes o mensajes de ánimo.
La mayoría de los desplazados entran caminando y otros pocos lo hacen en vehículo ante las dificultades que implica conseguir gasolina en estos días.
En el caso de México, la cancillería ofrecerá una conferencia de prensa en Bucarest, Rumania, este lunes para actualizar los datos de los mexicanos que solicitaron un espacio en el segundo avión de rescate de la Fuerza Aérea Mexicana para ser repatriados o personas de otros países que pidieron refugio al gobierno.
Hasta la madrugada del sábado, cuando aterrizó el avión en la capital rumana, aproximadamente 60 personas se habían registrado para viajar a México en el vuelo de este martes.
Otras siguen intentando llegar a Bucarest desde Polonia y Hungría para conseguir uno de los 176 asientos con que cuentan la aeronave.
EHR