Representantes de la sociedad civil cubana, entre ellos líderes cristianos y del sector de mini empresarios privados, llegaron hoy a Lima, Perú, para participar en uno de los intercambios de la VIII Cumbre de las Américas, a la que el gobierno de la isla ha sido invitado por segunda vez, pese a la oposición del secretario general de la OEA, Luis Almagro.
La delegación cubana, que concibe la cumbre como un enfrentamiento "entre dos visiones opuestas" del futuro de la región, tiene previsto encontrarse en el Foro de la Sociedad Civil con delegados anticastristas que se trasladaron a la capital peruana desde Miami. El foro se realizará en los mismos días de la cumbre, viernes y el sábado.
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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ya descartó cualquier intercambio en la cumbre con el mandatario cubano, Raúl Castro, aunque aún el gobierno no ha anunciado quién encabezará a su delegación. Castro concluirá su segundo y último mandato presidencial cinco días después, dando inicio al primer cambio generacional en la dirección de la isla en casi 60 años.
Almagro, senadores que integran el lobby anticastrista en Washington y opositores cubanos han criticado por "ilegítima" la presencia oficial cubana. Castro asistió al intercambio anterior en Panamá y se reunió con el entonces presidente Barack Obama, como parte del deshielo entre los dos gobiernos iniciado por ambos, detenido por Trump.
"Para nosotros es de gran significación asistir al foro en un momento en el que Cuba está moviéndose en un cambio generacional en la dirección política del país", dijo antes de viajar a Lima el domingo Dianet Martínez, del Movimiento Estudiantil Cristiano de Cuba, en tanto Jorge Gútiez, dueño de una cafetería privada en La Habana, comentó que llevaba a la reunión la voz de los más de 500 mil trabajadores por cuenta propia(autónomos) de la isla.
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Los organizadores de la cumbre rechazaron la asistencia a la cita de algunas organizaciones cubanas, entre ellas los Comités de Defensa de la Revolución. Por el lado anticastrista asistirán representantes de la denominada Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia, que encabeza Rosa María Payá hija del extinto disidente cubano Oswaldo Paya.
La Habana estima que en Lima los gobiernos de América Latina y el Caribe "deberán asumir posiciones ante el interés de Washington de crear un mundo "a su imagen y semejanza" y ha advertido que "quienquiera que intente cambiarlo, deberá enfrentar fuego y furia".
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