Esterilización forzada a mujeres indígenas no ha desaparecido en Canadá

Los líderes indígenas dicen que el país aún tiene que hacer frente a su problemático pasado colonial y poner fin a una práctica de décadas que se considera genocidio.

La investigación concluyó que no había justificación médica para la esterilización (Foto: Especial)
Ciudad de México /

Décadas después de que muchos otros países desarrollados dejaran de esterilizar por la fuerza a mujeres indígenas, numerosos activistas, médicos, políticos y al menos cinco demandas colectivas alegan que esta práctica no ha desaparecido en Canadá.

Un informe del Senado del año pasado concluyó que “esta horrible práctica no se limita al pasado, sino que claramente continúa en la actualidad”. En mayo, un médico fue sancionado por haber esterilizado por la fuerza a una mujer indígena en 2019.

Los líderes indígenas dicen que el país aún tiene que hacer frente a su problemático pasado colonial y poner fin a una práctica de décadas que se considera genocidio.

No hay cálculos sólidos sobre cuántas mujeres están siendo esterilizadas en contra de su voluntad, pero los expertos indígenas dicen que regularmente escuchan quejas al respecto. La senadora Yvonne Boyer, cuya oficina recopila los datos disponibles, que son limitados, asegura que al menos 12 mil mujeres se han visto afectadas por esta práctica desde la década de 1970.

“Cada vez que hablo con una comunidad indígena, me abruma la cantidad de mujeres que me dicen que sufrieron una esterilización forzada”, declara Boyer, quien tiene ascendencia indígena metis, en una entrevista con The Associated Press.

Las autoridades médicas de los Territorios del Noroeste de Canadá sancionaron en mayo a un médico por esterilizar a la fuerza a una mujer indígena, según documentos obtenidos por la AP.

El doctor Andrew Kotaska realizó la operación de 2019. Tenía el consentimiento por escrito para extirparle la trompa de Falopio derecha, para aliviarle un dolor abdominal, pero no la izquierda, lo que la dejaría estéril.

A pesar de las objeciones de otros trabajadores médicos durante la cirugía, Kotaska extrajo ambas trompas de Falopio.

La investigación concluyó que no había justificación médica para la esterilización y se descubrió que Kotaska había tenido una conducta poco profesional. El “error grave de juicio quirúrgico” por parte de Kotaska no fue ético, le costó a la paciente la oportunidad de tener más hijos y podría socavar la confianza en el sistema médico, concluyeron los investigadores.

Y probablemente el caso no fue algo excepcional.

Durante las últimas siete décadas, miles de mujeres indígenas canadienses fueron esterilizadas coercitivamente, de acuerdo con la legislación eugenésica, que las consideraba inferiores.

Los Convenios de Ginebra describen la esterilización forzada como un tipo de genocidio y crimen contra la humanidad y el gobierno canadiense ha condenado la esterilización forzada en otros lugares, incluso de mujeres uigures en China.

En 2018, el Comité contra la Tortura de la ONU le advirtió a Canadá que estaba preocupado por los informes persistentes de esterilización forzada, y dijo que todas las denuncias deberían investigarse.

En 2019, el primer ministro Justin Trudeau reconoció que los asesinatos y las desapariciones de mujeres indígenas en Canadá equivalían a un “genocidio”, pero los activistas sostienen que se ha hecho poco para abordar los arraigados prejuicios contra los indígenas, lo que permite que continúen las esterilizaciones por la fuerza.

En un comunicado, el gobierno canadiense le dijo a la AP que estaba al tanto de las denuncias de que las mujeres indígenas fueron esterilizadas a la fuerza y que el asunto está ante los tribunales.

La esterilización de mujeres sin su consentimiento informado constituye una agresión y es un delito penal”, expresó el gobierno. Reconoció que el sesgo en el sistema de salud “sigue teniendo efectos catastróficos” en los pueblos indígenas.

FR 

  • Agencia AP
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