La policía de Londres ha pagado indemnizaciones a dos mujeres que fueron detenidas cuando asistían a una manifestación por una mujer asesinada por un agente de policía en activo.
La policía londinense ha emprendido esfuerzos para recuperar la confianza del público tras una serie de incidentes que han dejado al descubierto el racismo y el sexismo en sus filas.
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Patsy Stevenson y Dania Al-Obeid fueron detenidas en la protesta de marzo de 2021 en Londres, que según la policía incumplía las normas de confinamiento contra la pandemia vigentes en ese momento.
El encuentro se convocó después de que Sarah Everard, una mujer de Londres de 33 años, fuera secuestrada y asesinada por un agente fuera de servicio de la Policía Metropolitana cuando caminaba de vuelta a su casa.
El crimen conmocionó al país, indignó a muchas mujeres y planteó preguntas sobre un cuerpo policial que sin saberlo había tenido a un asesino entre sus empleados. El agente Wayne Couzens se declaró culpable más tarde del asesinato de Everard y fue condenado a cadena perpetua.
La convocatoria de vigilia se canceló después de que la policía dijera a las organizadoras que eso incumpliría las restricciones contra el coronavirus.
Pero cientos de personas asistieron a un encuentro espontáneo, incluida Catalina, la esposa del príncipe Guillermo de Inglaterra, que dejó una ofrenda floral. La policía intervino después para dispersar a las manifestantes y detuvo a varias.
Las imágenes de mujeres reducidas y trasladadas con esposas —especialmente una imagen de Stevenson siendo reducida por varios agentes— provocaron críticas generalizadas.
El Alto Tribunal determinó después que la policía había actuado de forma ilegal al emplear las normas contra el coronavirus para prohibir la vigilia, y tanto Stevenson como Al-Obeid demandaron a la policía.
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En su comunicado del jueves, la Policía Metropolitana dijo que la protesta se había celebrado en las “circunstancias extraordinarias” de una pandemia global.
“Una prolongada disputa legal no va en interés de ninguna parte, especialmente las demandantes, que reconocemos han sufrido una angustia considerable como resultado de este incidente”, indicó el cuerpo. “La decisión más apropiada, para minimizar el impacto continuado en todos los implicados, era alcanzar un acuerdo”.
Los términos del acuerdo no se hicieron públicos. La comandante de la policía Karen Findlay escribió a Stevenson y Al-Obeid y reconoció que se habían sentido “comprensiblemente”, “muy defraudadas” por la policía.
“Lamento que su oportunidad para expresar su duelo y su indignación se viera interrumpida por su detención y traslado”, indicó, aunque defendió el plan general de la policía y mencionó el “desafío extremadamente difícil” que enfrentaron los agentes.
Las dos mujeres aceptaron el acuerdo y dijeron que la experiencia de enfrentarse a la policía había sido agotadora. Stevenson señaló que “se sentía importante presionar para (que hubiera) alguna forma de admisión de responsabilidad y justicia por mí y por todas las mujeres que asistieron a la vigilia”.
Al-Obeid dijo que la experiencia había sido “increíblemente difícil” y que “'muy defraudadas' es un eufemismo. Me he sentido agredida, abandonada por la policía antes, durante y después de la vigilia. No me siento protegida ni segura con ningún cuerpo policial".
El asesinato de Everard y la gestión policial del caso fue una de varias controversias sobre el racismo y la misoginia que socavaron la confianza del público en el cuerpo policial más grande de Gran Bretaña y forzaron la renuncia de la comisaria de la Policía Metropolitana, Cressida Dick, el año pasado.
CHZ