El Congreso de Estados Unidos tiene dos días a partir del jueves para evitar una paralización parcial del Gobierno, después de que el presidente electo, Donald Trump, rechazó un acuerdo entre ambos partidos sobre el gasto federal y exigió abordar el techo de deuda antes de que él asuma el cargo el próximo mes.
Trump dijo a sus colegas republicanos en el Congreso que rechacen un proyecto de ley provisional que mantendría al Gobierno financiado más allá de la medianoche del viernes, advirtiendo de que el que vote a favor deberá enfrentarse a primarias antes de las elecciones de mitad de periodo de 2026.
La amenaza obligó al presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, y al resto de su equipo directivo a volver a la mesa negociadora para tratar de encontrar un nuevo proyecto de compromiso que pueda obtener el apoyo de su mayoría, a veces rebelde, de 219-211, y despejar el camino en el Senado, donde los demócratas tienen una mayoría de 51-49.
Si el Congreso no adopta ninguna medida, el Gobierno iniciará el sábado un cierre parcial que interrumpirá la financiación de todo tipo de actividades, desde el transporte aéreo hasta la aplicación de la ley, en los días previos a la celebración de la Navidad.
"Cualquier republicano que sea tan estúpido como para hacer esto debería ser sometido, y lo será, a unas primarias", escribió Trump en su plataforma Truth Social.
Si hay un cierre del Gobierno, sería el primero desde uno que se extendió de diciembre de 2018 a 2019, durante el primer mandato de Trump en la Casa Blanca.
Trump exige ahora al Congreso que apruebe una legislación que ate los cabos sueltos antes de que asuma el cargo en enero, extendiendo la autoridad de endeudamiento del Gobierno (una tarea políticamente difícil) y extendiendo la financiación gubernamental.
El Congreso adoptó en 1939 un límite a la cantidad de dinero que el Gobierno puede pedir prestado, con el objetivo de frenar el aumento de la deuda pública. No ha logrado su propósito: la deuda federal ha ascendido a 36 billones de dólares, impulsada por el gasto respaldado por los demócratas, los recortes fiscales respaldados por los republicanos y la espiral de costos del programa de jubilación de la Seguridad Social.
YRH