Dos nayaritas con el corazón en Járkov, Ucrania

Denis vive en Járkov, la segunda ciudad más grande de Ucrania y uno de los primeros objetivos de la invasión rusa.

La pareja vive separada desde el inicio del conflicto en Ucrania. (Especial)
Jannet López Ponce
Ciudad de México /

Han pasado 11 meses con la misma dinámica: cada tarde, en Tepic, Silvia espera la llamada de su esposo Denis desde Ucrania para confirmar que sigue vivo. Y del otro lado de la línea, el infierno se volvió rutina: esquivar bombardeos, respetar toques de queda y sobrevivir ante los rusos (…) la hazaña de cada día.

“Su ánimo es solo como un despertar (...) él me dice: ‘solo vivo para mañana y mañana para otro mañana’”.

La primera vez que Silvia habló con MILENIO cargaba en brazos a Cristina, quien entonces había cumplido un año. Después de pasar tres semanas bajo el ataque de Rusia, Kitty, como le dicen de cariño, repetía el sonido de las bombas: “¡push!”, “¡pum!”.

La bebé de un año dejó el gélido clima por el sol de las playas del Pacífico. (Jannet López Ponce)

Tras varios días de trayecto de Ucrania a Rumania, el 15 de marzo en Bucarest lograron abordar un avión de la Fuerza Aérea Mexicana que, luego de 21 horas de vuelo, llegó a Ciudad de México para después llevarlas hasta Nayarit con la familia de Silvia.

Desde ese 16 de marzo espera cada tarde a que Denis aparezca en la pantalla y por unos minutos, convivir como una familia.

“Tengo el síndrome del sobreviviente: estoy sana y mi niña a salvo, pero siento la culpa de que mi marido sigue allá. Y esta incertidumbre de esperar a que me llame para saber que sigue vivo. Solo me dice: ‘todo está bien, yo estoy bien, estoy vivo y ya’.

Denis vive en Járkov, la segunda ciudad más grande de Ucrania y uno de los primeros objetivos de la invasión rusa. Ahí mismo, donde se despidió de su familia hace casi un año y donde los primeros meses de guerra los pasó resguardado, vive a oscuras para no ser detectado por los grupos prorrusos.

María Cristina Romaniuk Mercado ya se adaptó a la vida mexicana

A un año del conflicto armado, que se creía duraría solo unos meses, muchas cosas han cambiado, y otras, como el terror en sí mismo, se han vuelto “normales”.

Parece irónico pero Denis logró obtener trabajo gracias a que la guerra sigue. Con un socio, obtuvo contratos para restaurar las termoeléctricas bombardeadas por Rusia.

“Yo lo veo completamente deprimido, la verdad, a veces le pregunto ‘¿qué hiciste hoy?’ y siempre contesta ‘lo mismo, mis días son monótonos, hago exactamente lo mismo, salir, trabajar, volver’”.
Denis vive en Járkov, la segunda ciudad más grande de Ucrania | Especial

Pero incluso en medio del terror, nadie desiste. La ciudadanía y el gobierno se esfuerzan por volver a la normalidad. Las calles comenzaron a limpiarse, algunas plazas empiezan a operar, el metro funciona como antes y hasta el cine destrozado en el primer bombardeo volvió a abrir sus puertas.

“Todavía no termina la guerra pero ya empezó la reconstrucción, eso me da esperanza de decir que quizá ya pronto esto termine y podamos estar juntos los tres otra vez”, dice Silvia.

La pequeña adelita

María Cristina Romaniuk Mercado ya se adaptó a la vida mexicana; se viste de Adelita o de vaquera, come tamales y se mueve al ritmo de las canciones tradicionales de la familia materna.

Silvia salió de Ucrania en marzo de 2022 solo con el acta de nacimiento de Cristina. Al llegar a Tepic intentó poner en orden sus papeles y nacionalidades, pero no tuvo suerte.

“No se pudo tramitar su pasaporte ucraniano aquí, en la embajada me dijeron: ‘no, si su papá es ucraniano y está allá, mejor ni le muevas’, pero yo empecé a hacer lo de su pasaporte y su acta de nacimiento de México, aquí el gobierno me ha apoyado en todo y ya es mexicana”.

En abril, MILENIO acompañó a Cristina a conocer las playas de Tepic, después de que un mes antes dejó atrás las temperaturas bajo cero; en estos meses tuvo su primer cumpleaños en estas tierras y una Navidad a la mexicana. Hace unas semanas entró a la guardería.

La bebé cambió el mameluco por el traje de baño. (Jannet López Ponce)

La ley marcial que impide a los hombres en edad de combate salir de Ucrania continúa, pero Silvia confía en que pronto puedan reencontrarse con Denis para recuperar lo que la guerra les quitó.

“Yo le digo: ‘eres un héroe’ y me responde: ‘no, no me digas eso’; pero claro que le digo a mi hija que es un héroe. Y quiero que cuando esto pase, él venga al mar y sane, que regrese con nosotras y quiero que la niña vaya, que conozca sus raíces y seamos parte de lo que Ucrania va a reconstruir”.

ledz

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