El presidente francés, Emmanuel Macron, dijo este miércoles que espera que la situación en las gasolineras, que sufren serios problemas de aprovisionamiento por una huelga en las refinerías, vuelva a la normalidad durante la próxima semana.
Macron, que compareció en el canal de televisión France 2 para una entrevista consagrada mayoritariamente a la política internacional, fue interrogado también sobre la crisis interior por ese paro e insistió en que la principal responsabilidad de la resolución del conflicto recae en el diálogo social entre las empresas petroleras y los sindicatos.
A ese respecto, señaló que confía en que "en las próximas horas puedan llegar a un acuerdo" los sindicatos y la dirección de TotalEnergies, que esta tarde abrieron una negociación para intentar poner fin a la huelga en sus cuatro refinerías que tiene en la Francia metropolitana.
También están paralizadas por la protesta otras dos refinerías de ExxonMobil, aunque allí hubo un acuerdo entre la dirección con sindicatos que son mayoritarios en la representación para el conjunto de la empresa, pero no en las refinerías, donde es particularmente fuerte la Confederación General del Trabajo (CGT), que es la que dirige los paros.
Macron justificó la decisión de movilizar de forma forzada a una parte muy pequeña del personal que trabaja los depósitos de la refinería de ExxonMobil en Port Jérôme, en Normandía (noroeste) porque en esa empresa se había llegado a "un acuerdo mayoritario" y "no se puede aceptar" que pese a ello se mantuvieran los bloqueos para impedir la salida de combustible en dirección de las gasolineras.
Según las cifras del Ministerio de la Transición Ecológica, esta tarde había problemas de aprovisionamiento en un 30,8 por ciento de las gasolineras del país, cinco décimas menos que un día antes.
Macron insistió en que hay que dejar que la negociación entre las empresas petroleras y los sindicatos permitan poner fin al conflicto, pero lanzó un mensaje dirigido de forma abierta a la CGT para que "permita al país funcionar" y "respete los acuerdos".
Advirtió de que "si el diálogo social no da resultados" se recurrirá de forma más extensa a la movilización forzada del personal, como ya se ha hecho con los depósitos de carburante de Port Jérôme.
Preguntado por la posibilidad de que las perturbaciones se extiendan de las gasolineras al aprovisionamiento de electricidad por las huelgas que se han estado gestando desde hace semanas en varias centrales nucleares, el presidente francés indicó que no quería imaginar que desde el interior del país se debilitara la capacidad de producción energética en un momento tan delicado como éste.
El sistema eléctrico francés se encuentra en una situación de particular fragilidad a las puertas del invierno ya que más de la mitad de sus 56 reactores atómicos -que normalmente generaban en torno al 70 por ciento de la corriente- se encuentran parados por razones de mantenimiento o por la detección de problemas en sus instalaciones.
Eso le está obligando a importar de forma masiva electricidad, sobre todo de Alemania y de España. Macron fijó el objetivo de pasar de 30 reactores en actividad actualmente a 45 en enero.
Eso pasa, entre otras cosas, por evitar que las huelgas salariales que afectan a varias centrales acaben retrasando los trabajos para la puesta en marcha de algunos reactores en parada técnica para recarga de combustible
-M.O.