El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, se reunió en el Palacio de la Revolución de La Habana con una veintena de universitarios estadunidenses, a quienes reiteró su disposición de establecer “un diálogo de iguales” con Washington, en momentos de máxima tensión entre los dos gobiernos.
“Nosotros como país, primero por vocación, por sentimiento, nunca haremos nada contra el pueblo norteamericano, nosotros no somos un peligro para la seguridad de la nación norteamericana”, respondió el mandatario a una de las preguntas de los alumnos de la universidad neoyorkina The New School, que pasan un curso de verano en la isla.
El gobernante, de 62 años, saludó a cada uno a los muchachos, les habló de su visión del socialismo.
“Para nosotros es alcanzar la mayor justicia social posible”, dijo, les aseguró que “siempre diferenciamos al gobierno de Estados Unidos del pueblo de ese país”.
Durante esta charla el mandatario les reveló sus preferencias musicales -con el trovador Silvio Rodríguez en punta- y los invitó a que hicieran por las calles las mismas preguntas formuladas a él.
Por su parte el profesor guía Gabriel Vignoli señaló que son estudiantes que tienen muchas curiosidades, preguntas, por lo que conocer Cuba los convierte en mejores ciudadanos de su país.
“El reto es que las relaciones con Cuba se ven - en Estados Unidos - a través del prisma de la guerra fría y el objetivo es que ellos conozcan la realidad cubana, ese vínculo entre los dos pueblos que se remonta a 1762”, dijo por su parte el profesor guía Gabriel Vignoli.
En otra pregunta formulada por los estudiantes, Díaz-Canel, señaló que la economía cubana es una economía de guerra, una economía de bloqueo enfatizó.
“La revolución nunca ha podido desarrollar su proyecto socialista de manera digamos lineal o en una situación favorable, porque desde que surgió, desde que se declaró socialista, ha estado bloqueada por Estados Unidos” argumentó.
Este intercambio parece enmarcarse en la reanudación por la administración del presidente Joe Biden del denominado programa “pueblo a pueblo” iniciado por Washington durante el mandato de Fidel Castro y suspendido por el anterior mandatario Donald Trump.
De acuerdo con sus diseñadores, el programa ejercería una influencia “de cambios hacia la democracia” en los jóvenes cubanos y a partir de él, durante el deshielo entre Washington y La Habana promovido por el presidente Barack Obama, el intercambio se amplió a otros sectores.
El abuelito bueno
En la extensa reunión, el presidente cubano respondió igualmente a la interrogante de lo que implicaba reemplazar a Fidel Castro y a su hermano Raúl, y en ese sentido afirmó que, para seguir los pasos de esos gigantes, cada vez se necesita más la dirección colectiva.
Fue precisamente Fidel Castro quien aceptó el programa “pueblo a pueblo” ideado por sus tradicionales adversarios políticos cuando parecía imposible el diálogo abierto por Obama muchos años después. Entonces, no había embajada estadunidense en la isla sino una Sección de Intereses (SINA), y cuando comenzaron a desembarcar los estudiantes del país norteño, Castro fue el primero en reunirse con ellos.
La influencia del líder cubano en los recién llegados alcanzó tal punto que conocedores del tema narraron a MILENIO por aquellos tiempos que la SINA designó a un funcionario con la misión especial de adelantarse a Castro y preparar a los estudiantes.
“Él los va a recibir y les hablará bajito, como un abuelito bueno, pero no le hagan caso porque él es un dictador”, fue el mensaje central del funcionario repetido una y otra vez a cada grupo de muchachos.
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