Alrededor de 250 ballenas piloto murieron tras quedarse varadas en la isla Chatham de Nueva Zelanda. Los equipos de conservación no pudieron devolverlas al mar por la peligrosa presencia de tiburones en la zona, informaron autoridades.
Los animales fueron vistos varados ayer en la parte noroccidental de esta remota isla, indicó el Departamento de Conservación de Nueva Zelanda.
"En la isla Chatham no reflotamos activamente a las ballenas por el riesgo de ataques de tiburones, tanto a los humanos como a las propias ballenas", explicó el departamento en un comunicado.
Un equipo especial sacrificó a los cetáceos supervivientes para evitarles un mayor sufrimiento, indicaron autoridades.
"Todas las ballenas piloto varadas están ahora muertas y se dejará que sus cuerpos se descompongan in situ de manera natural", mencionó el departamento.
Estos varamientos, dijo el organismo, "no son inusuales" en la isla Chatham, al este de la Isla Sur de Nueva Zelanda. El récord se produjo en 1918, cuando quedaron varadas unas mil ballenas.
Hace poco más de dos semanas, casi 200 ballenas piloto fallecieron también en una playa en la isla australiana de Tasmania.
ROA