Aunque Donald Trump se ha dedicado en los últimos días a desinflar las expectativas de un éxito rotundo en su encuentro del viernes cara a cara con Vladímir Putin en Anchorage, Alaska, ha empezado a surgir un consenso en Washington de que es más probable que el líder ruso emerja como ganador, con o sin acuerdo, gracias a que dejaría de ser el “paria” al que ha sido reducido por Europa y gran parte del mundo.
"Hay 25 por ciento de probabilidades de que esta reunión no sea exitosa, en cuyo caso volveré a gobernar el país", declaró Trump este jueves en una entrevista radial.
¿Cuál es el panorama?
"Si la reunión es mala, no llamaré a nadie. Me voy a casa. Pero si es buena, llamaré a (el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski) y a los líderes europeos".
Hace apenas tres años Putin había dejado de ser un interlocutor legítimo para Washington y la mayoría de los países occidentales. Durante un evento público, a pregunta de un reportero si el líder ruso había cometido crímenes de guerra, el entonces mandatario estadunidense, Joe Biden, respondió sin titubear:
“Creo que es un criminal de guerra".
Su vocero, Jen Psaki, se apresuró a afirmar que Biden "hablaba con el corazón en la mano".
En Europa, la situación es simular. La gran mayoría de los europeos ve a Rusia y a Putin como adversarios. Antes de la invasión a Ucrania, esta percepción era mucho menos marcada; hoy, alrededor de 64 por ciento considera a Moscú un adversario frente a solo 9 por ciento que la ve como socio, según una encuesta del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR, por su siglas en inglés).
Hasta Zelenski, quien no figura como invitado a las negociaciones sobre el futuro de su país, cree lo mismo:
“Putin ganará porque busca, disculpen, fotos. Necesita una foto de la reunión con el presidente Trump”, dijo a los periodistas en vísperas del encuentro.
Escepticismo ante acuerdos Trump-Putin
Para los internacionalistas, los precedentes históricos no apuntalan la esperanza de un acuerdo histórico que zanje la guerra, deje complacidas a ambas partes y traiga una paz duradera a esa región.
“Los acuerdos de paz rara vez ponen fin a las guerras por lo que es importante establecer expectativas para las negociaciones de paz en Ucrania. Sólo 16 por ciento de las guerras interestatales posteriores a la Segunda Guerra Mundial terminaron en un acuerdo de paz”, sostuvo en un análisis Seth G. Jones, presidente del Departamento de Defensa y Seguridad del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS, por su siglas en inglés) de Washington.
Aproximadamente 21 por ciento de los conflictos terminó con una victoria militar decisiva de una de las partes, mientras que otro 30 por ciento terminó con un alto el fuego, ya que las partes en conflicto se enfrentaron a un estancamiento militar sin llegar a un acuerdo formal, ejemplificó.
En su opinión, para que los acuerdos de paz pongan fin a las guerras y perduren, las partes en conflicto generalmente deben considerar sus posibilidades de éxito militar como bajas y tener una presión externa significativa para llegar a un acuerdo, incluyendo incentivos positivos, garantías de seguridad de terceros y sanciones por incumplirlo.
Días antes del encuentro, el propio vicepresidente estadunidense, JD Vance, quien se reunió en Reino Unido con líderes europeos para recoger sus inquietudes y escuchar sus recomendaciones, declaró que algún acuerdo muy probablemente no iba a dejar a nadie “muy contento”.
"Trataremos de alcanzar un acuerdo negociado con el que los ucranianos y los rusos puedan convivir, donde puedan vivir en relativa paz, donde se ponga fin a las matanzas", declaró a Fox News.
Pero un eventual acuerdo "no va a hacer a nadie muy feliz", acotó,
Los pasos de Trump ante Moscú
Para Marc Thiessen, internacionalista del American Enterprise Institute, la ventaja es que Trump entiende que tiene apalancamiento económico sobre Putin —y planea usarlo—.
Recordó en ese sentido que, recientemente, anunció un aumento de aranceles a India de 50 por ciento por sus compras de petróleo ruso y ha considerado aranceles secundarios similares.
“Trump también aseguró que no planea intercambiar más territorio ucraniano por un alto el fuego, respondiendo a las preocupaciones de que la situación pudiera asemejarse a la cumbre de Múnich de 1938, cuando el entonces primer ministro británico, Neville Chamberlain, cedió a Adolf Hitler los Sudetes a cambio de que Alemania prometiera no hacer más demandas territoriales en Europa”, indicó.
De hecho, Trump lo dejó claro: “Vamos a intentar recuperar algo… de territorio para Ucrania”.
Rusia “ha tomado territorio muy valioso… lo llamamos propiedad frente al mar”, dijo el experto en bienes raíces.
Pero algunos ven también en las intenciones de Trump de un triunfo geopolítico en la guerra de Rusia contra Ucrania, un punto de inflexión potencial en sus aspiraciones de obtener el Premio Nobel de la Paz.
Sus colaboradores publicitan el papel de Trump en las disputas entre Israel e Irán, Camboya y Tailandia, y Ruanda y la República Democrática del Congo, entre otros. Un freno a las aspiraciones expansionistas de Putin, algo que ni Barack Obama o Joe Biden lograron, sería la cereza del pastel.
MD