Cuando hoy millones de californianos vayan a votar para decidir en las elecciones revocatorias si continúa Gavin Newsom al frente del estado, se está poniendo en juego mucho más que el futuro político del gobernador demócrata al enfrentar en las urnas dos bloques cada vez más irreconciliables: la postura liberal promigrante contra una conservadora y que cierra toda posibilidad a aquellos que cruzan la frontera desde México.
La campaña para destituir a Newsom fue orquestada por grupos conservadores que ven en el republicano Larry Elder el potencial reemplazo del demócrata buscando repetir la historia de hace casi dos décadas, cuando Arnold Schwarzenegger sustituyó a Gray Davis en un revocatorio similar.
Sin embargo, hoy los hispanos han fortalecido su presencia política y en general, favorecen a Newsom por lo que este grupo puede darle un parón a la ola conservadora y antimigrante.
Cuando en 2003 el demócrata Davis no pasó la prueba revocatoria y tuvo que abandonar el gobierno californiano, los hispanos componían 17.5 por ciento del electorado que, en total, llegaba a 15 millones. Hoy, su voto representa más de una cuarta parte del padrón electoral que rebasa los 22 millones.
California es el estado que genera más dinero de todos los que componen a Estados Unidos —incluso supera al PIB de México— y ha sido desde principios de 2011 un bastión demócrata en donde, si cae Newsom, deja la puerta abierta a los republicanos de “cepa” conservadora que, a decir de muchos, superan las visiones conservadoras de Donald Trump.
Y entre los 46 candidatos que buscan tomar el relevo en California destaca el republicano Larry Elder, cuyas posturas son de clara tendencia antimigrante, encabeza las encuestas de los adversarios de Newsom.
Elder coquetea demasiado con las visiones y teorías de los supremacistas blancos, los cita con orgullo defender su postura contra un sector de afroamericanos, al que acusa de ser autor de gran parte de los delitos cometidos no solo en California sino en todo Estados Unidos.
Para muchos, es parte de su incongruencia debido a que Elder es afroamericano. Con esa visión, no es raro que también embista en contra de la población migrante hispana. De acuerdo a la columna de Jean Guerrero, en Los Angeles Times, es frecuente que Elder relacione a los hispanos con la delincuencia a los que culpa del crecimiento de las pandillas.
Desde luego, Elder ha dejado claro a varios medios de California y de Washington que no cree en las llamadas ciudades santuario y no apoya la decisión de Joel Biden de otorgarle la ciudadanía a los llamados dreamers. Eso a nivel federal pero a nivel estatal, rechaza la atención médica y las licencias de conducir para los indocumentados.
También se alinea con los gobernadores de Texas, Greg Abbott, y de Florida, Ron De Santis, en sus campañas en contra de el uso de cubre bocas y de apoyar la vacunación en contra del covid-19.
Sin embargo, los números parecen favorecer a Newsom. Hay no solo más votantes hispanos sino también asiáticos y los blancos componen a una población más joven lo que les da una visión más liberal.
Ocho millones de californianos ya han emitido su voto y ayer, en su búsqueda de no perder el gran bastión demócrata que representa California, Joel Biden cruzó de la costa atlántica al Pacífico para otorgar su respaldo a Newsom durante todo el día y cerrando en la noche con un mitin en Long Beach.
La gran mayoría de las encuestas dan una ventaja de más de ocho puntos a Newsom sobre Elder, aunque dependerá mucho ese apoyo del entusiasmo demócrata por ir a las urnas para responder de forma negativa a la pregunta de si se debe destituirlo.
Y los hispanos pueden, si deciden darle peso a su voz y voto, lograr que California siga siendo un estado “amigo” de los miles y miles de migrantes que a diario intentan cruzar la frontera.
dmr