El Departamento de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos de Estados Unidos, (ATF), capacitará al gobierno mexicano en el combate y detección de armas fabricadas en impresoras 3D, para evitar que nutran los arsenales del crimen organizado.
Si bien la presencia de armas hechizas ya impacta en México y organizaciones como el Cartel Jalisco Nueva Generación han comenzado a fundar sus propias fábricas de armamento copiando modelos de empresas como Colt, fuentes diplomáticas revelaron a MILENIO que la ATF también está preocupada por la proliferación de armas elaboradas en impresoras 3D.
En ese sentido y ante la experiencia vivida en Estados Unidos -en donde el uso de pistolas 3D explotó rápidamente, en cosa de solo unos años-, el buró determinó incluir el combate a este armamento irregular en la agenda bilateral de seguridad como parte del Marco Bicentenario, dado el riesgo que implica para los dos países.
“Es un tema importante”, destacó la fuente consultada. “La ATF ve cada reunión con el gobierno mexicano como una oportunidad para abordar y advertirles acerca de este tema emergente. Adicionalmente, el buró agregará un segmento de armas elaboradas de manera privada al entrenamiento de identificación de armas que ya se le proporciona a las autoridades mexicanas”.
Y es que mientras México lucha contra la industria tradicional de producción de armas -batallando en cortes estadounidenses contra gigantes como Colt, Remington, Smith and Wesson y Beretta, entre otros-, sus autoridades de seguridad no han enfrentado un escenario como el que significan las armas impresas. En especial, por la asequibilidad de las impresoras 3D. Las de corte premium, capaces de producir decenas de armas, pueden costar entre 6 mil y 7 mil dólares, un regalo para organizaciones criminales que manejan presupuestos en los miles de millones de dólares.
En su edición de este miércoles, este diario reveló que la Sedena fue alertada por su agregado militar en Bélgica de indicios que apuntan a una posible oleada de armas de fuego construidas en impresoras 3D.
“Se prevé que las armas fabricadas por impresoras 3D lleguen a un nuevo grupo objetivo, personas que no están propiamente en el circuito criminal, pero desean tener un arma de fuego, tales como las personas con ideas extremistas, potenciales terroristas”, se lee en un cable interno de la Defensa Nacional fechado el 30 de julio de este año.
El cable aborda parte de una problemática nacional: no existe experiencia amplia en el combate a este tipo de armamento, en especial aquel impreso con polímeros y del que ya han surgido variantes no solo de pistolas, sino de rifles de asalto.
“El tráfico de armas es un problema compartido, uno que solamente podemos resolver juntos. La creciente cooperación entre nuestros países bajo el Marco Bicentenario nos permite anticipar las tendencias de los carteles, incluso en cuanto a la impresión 3D de armas”, dijo un vocero de la embajada de Estados Unidos consultado para este reportaje.
El vacío 3D
En lo que toca a las pistolas 3D, el vacío es tal que aun cuando hay estadísticas sobre armas incautadas en México, no se tienen antecedentes sobre pistolas elaboradas con resinas o polímeros por actores privados. Y, a diferencia de las armas fabricadas en el circuito industrial, las impresoras pueden ingresar por cualquier aduana sin mayor problema.
Tampoco la legislación mexicana ha sido actualizada, a diferencia de Europa Occidental y Estados Unidos, en donde ya se han endurecido las leyes o reglamentos federales y estatales para reducir la proliferación de este tipo de armamento, que en su versión 3D es casi inmune a detectores de metal.
Ante los vacíos en las leyes mexicanas, las fuentes diplomáticas consultadas destacaron que también se está recomendando al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador analizar el marco jurídico que se ha ido creando en Estados Unidos para combatir las armas 3D.
Sobre éstas, la clave de cualquier legislación eventual descansa en un punto: ¿qué tanto puede considerarse un percutor o mango impresos en polímero o resina como un componente de arma? ¿Puede un cañón de resina ser equiparable con el de un AK-47? Para abordar esa laguna, en Estados Unidos la ATF emitió esta semana una regulación federal encaminada a castigar la comercialización irregular de partes equiparables o similares a las de armas tradicionales, para tratar de reducir la velocidad con la que se expanden.
Es un esquema que podría servir de guía a México y con el cual el buró le advirtió a los vendedores de armas en Estados Unidos y distribuidores de partes que deben considerar un arma completa cualquier fragmento que sea similar a la cacha o al mecanismo de disparo.
Otras regulaciones que pueden servir de guía son la suspensión que consiguió el Departamento de Justicia, vía mandato judicial, a la distribución de planos de armas en portales de internet dedicados a la venta de impresoras 3D.
Para otear su posible futuro y el riesgo que enfrenta, México solo necesita revisar la experiencia estadounidense con armas hechizas y armas 3D. Entre 2016 y 2020, fueron recuperadas 45 mil en escenas del crimen en distintas partes de Estados Unidos.
Pero las advertencias no son nuevas.En diciembre del 2012, un vocero del Departamento de Seguridad Interna estadounidense, advirtió a México y a otras naciones que, al ser de fabricación casera, estas armas son económicas y difíciles de rastrear para las autoridades al no contar con números de serie.
El entonces congresista demócrata, Steven Israel, también alzó la voz con una iniciativa de ley que no tuvo eco, para legislar la venta de las impresoras 3D con fines armamentísticos, así como los componentes para fabricar armas que parecen de juguete, pero son reales.
ledz