¿Dinero público para escuelas confesionales? A la Corte Suprema de Estados Unidos le parece bien. ¿Un entrenador que reza en el terreno de un centro de secundaria? Dice que es su derecho. ¿Una bandera cristiana frente un ayuntamiento? Lo da por bueno. La ultraconservadora Corte Suprema ha sacudido el delicado equilibrio entre la defensa de las libertades religiosas y la neutralidad del Estado.
"Ya no se contenta con invitar a la religión cada vez más inexorablemente a la esfera pública, sino que quiere imponerla", señala Steven Schwinn, profesor de derecho de la Universidad de Illinois.
Tres días después de enterrar el derecho al aborto, algo que la derecha religiosa venía pidiendo desde hacía medio siglo, y de permitir la libre portación de armas, los seis jueces conservadores del alto tribunal le concedieron este lunes otra victoria en un caso menos sonado pero muy simbólico.
Joseph Kennedy, un ex marine que durante siete años supervisó los equipos de fútbol americano del centro de secundaria público de Bremerton (cerca de Seattle) solía arrodillarse después de cada partido para "dar gracias a Dios" en el medio del campo, en ocasiones acompañado por jugadores. A veces también dirigía oraciones en el vestuario.
En 2015, las autoridades escolares le pidieron que dejara de hacerlo en nombre de un artículo de la primera enmienda de la Constitución que prohíbe al Estado y a sus empleados fomentar el "establecimiento" de una religión, es decir, financiarla o promover su práctica.
Como él se negó e incluso invitó a la prensa a cubrir las oraciones, el centro no le renovó el contrato. Entonces él recurrió a los tribunales, basándose en otra disposición de la primera enmienda que garantiza la libertad religiosa y de expresión.
Una "distorsión" de los hechos
Perdió en primera instancia y en apelación, pero este lunes Joseph Kennedy ganó ante la Corte Suprema. "Una entidad gubernamental quiso castigar a un individuo por una práctica religiosa breve, tranquila y personal, la Constitución no ordena ni tolera este tipo de discriminación", escribió el juez Neil Gorsuch en nombre de la mayoría conservadora.
"Se ha hecho justicia", declaró el ex marine al canal Fox News, y consideró que ahora "los profesores, las señoras de la limpieza, el personal de la cantina" podrán seguir su ejemplo. "¡Nadie debería tener que preocuparse por querer dar las gracias a Dios!".
Los tres jueces progresistas del alto tribunal acusaron sin embargo a sus colegas de "distorsionar los hechos". Según ellos, las oraciones del entrenador no fueron "personales y discretas", sino efusivas. Es más, adjuntaron una foto del entrenador en la que se le ve rodeado como un mesías por sus alumnos.
"Esta decisión perjudica a los colegios y a los jóvenes ciudadanos a los que sirven, así como al compromiso a largo plazo de nuestra nación de separar la Iglesia y el Estado", agregó la jueza Sonia Sotomayor en su nombre.
La sentencia "erosiona las protecciones" para que los estudiantes de los centros públicos "aprendan y crezcan libres de coerción", agregó la poderosa organización de derechos civiles ACLU. Añadió que algunos jugadores se sintieron obligados a rezar.
Dinero del contribuyente para educación religiosa
La asociación y los tres jueces progresistas ya protestaron la semana pasada en contra de la decisión de la mayoría de los magistrados de obligar al estado de Maine (noreste) a incluir las escuelas confesionales en un sistema de subvenciones públicas.
"Por primera vez, el tribunal ha pedido explícitamente a los contribuyentes que financien una actividad específicamente religiosa", explica la profesora de derecho de la American University Lia Epperson.
Para ella, la mayoría de los jueces, tres de los cuales fueron elegidos por el expresidente republicano Donald Trump, "son muy conservadores y muy religiosos, y eso se refleja en sus decisiones". En mayo, la corte también consideró discriminatorio que el Ayuntamiento de Boston se negara a permitir que se colgara una bandera de una asociación cristiana frente al edificio.
Esta vez, el fallo fue adoptado por unanimidad y redactado por el juez progresista Stephen Breyer para que solo pueda aplicarse a este caso específico. Su moderación frustró a tres de los conservadores que querían ir más allá.
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