Lejos de acalorarse, el presidente estadunidense, Donald Trump, estará en Davos, una elegante estación de esquí suiza, cuando el Senado escuche los argumentos en su juicio político la próxima semana.
Trump está tan seguro de que la mayoría de su Partido Republicano lo respaldará que no ve ningún riesgo en viajar a Suiza para el Foro Económico Mundial anual que comienza el martes, justo cuando los legisladores se reunirán para el histórico proceso.
El contraste será extremo. En Washington, los legisladores demócratas argumentarán que Trump es un líder corrupto que abusó de su poder al tratar de presionar a Ucrania para que investigara a Joe Biden, el demócrata con más posibilidades de convertirse en su rival en las elecciones presidenciales de este año.
A casi 6,800 kilómetros de distancia, Trump se paseará por el pueblo alpino como la estrella del foro. El campo estará despejado para que haga lo que mejor hace: promocionar sus logros y atraer la atención.
El adinerado empresario conmocionó a los republicanos cuando buscó la nominación de 2016.
Mitt Romney, el candidato republicano que perdió la elección presidencial de 2012, desestimó al magnate de los bienes raíces por tener “un carácter y un temperamento no aptos para ser el líder del mundo libre”.
Tres años en la Casa Blanca suponen una gran diferencia. Hoy Trump es el rey indiscutido del Partido Republicano.
Entre bambalinas algunos legisladores expresan disgusto por el estilo del presidente o su frustración por sus políticas, pero en público marchan al unísono, y ninguno más que el líder del Senado, Mitch McConnell.
Independientemente de lo que McConnell y el resto del partido piensen en privado, las encuestas que marcan un apoyo hermético de los votantes republicanos a Trump no les dan margen de maniobra en el juicio político, a menos que quieran arriesgarse a perder sus propios trabajos.
El país en general está dividido en partes iguales sobre si Trump debe ser expulsado de su cargo, pero menos del 10 por ciento de los republicanos quiere que eso suceda.
No hay duda de que McConnell, el líder de hierro de la Cámara Alta de 100 miembros, podrá mantener a su mayoría de 53 detrás de Trump.
“Lo que él quiera, lo conseguirá”, asegura la asesora presidencial Kellyanne Conway. “Ser absuelto y exonerado y no condenado, no destituido de su cargo y sí reelegido”.