El ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció su intento de lanzarse nuevamente a la presidencia, tras su regresó a Washington por primera vez desde que dejó el cargo, repitiendo enérgicamente sus afirmaciones electorales falsas que desencadenaron la insurrección del 6 de enero en el cercano Capitolio y que él es el único que puede "salvar al país" de la destrucción"
“Nos estamos preparando para un regreso increíble [...] Tengo que salvar a nuestro país. No puedo hacerlo eso porque amo a nuestro país... y la gente no quiere que haga eso [...] Si no lo hago, nuestro país está condenado", dijo el ex mandatario. "Tenemos que hacer un gran trabajo en 2024 [...] un republicano recuperará la Casa Blanca en 2024, lo que creo firmemente que sucederá”.
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Recibió frecuentes aplausos y vítores de su audiencia, en reunión organizada por el panel de expertos America First Policy Institute, administrado un grupo de ex funcionarios de la Casa Blanca y miembros del gabinete que han estado elaborando una agenda para un posible segundo mandato de Trump.
Trump alimentó la especulación generalizada de que la declaratoria formal para una tercera candidatura presidencial es un hecho inminente.
“Me postulé la primera vez y gané. Luego me postulé por segunda vez y lo hice mucho mejor. Obtuvimos millones y millones de votos más... Es posible que tengamos que hacerlo de nuevo. Tenemos que enderezar nuestro país”, dijo con una mueca de sonrisa hacia una audiencia empática.
Fueron 90 minutos de un viaje al pasado y a las obsesiones de Trump sin importar la temática e incluso rozando en el absurdo: que prefiere a Michael Jordan sobre LeBron James, que si su némesis en el Comité del 6 de enero, el demócrata Adam Schiff, tiene cabeza en forma de sandía, que si la única republicana del panel, Liz Cheney, es lo peor y que su colega republicano Adam Kinzinger, un condecorado ex veterano de guerra, “un niño llorón”.
Cuando se apegó a su discurso, leído de un teleprompter, Trump verbalizó lo que le prepararon sus asesores en políticas públicas: pena de muerte a los narcotraficantes convictos, reanudar la construcción del muro en la frontera con México, frenar a los migrantes indocumentados y deportar a los 15 millones que, según él, entrarán al país por la política de “fronteras abiertas” de Joe Biden.
Y para demostrar sus habilidades de estadista de talla internacional, se explayó en una anécdota que ha repetido en otros mítines: cuando, según él, presionó al presidente Andrés Manuel López Obrador, aunque se cuidó de no mencionarlo por su nombre, a aceptar la política de “Quédate en México” y lograr que, en 10 minutos, cediera a mandar a 28 mil elementos de la Guardia Nacional a la frontera.
Aunque fue aplaudido y ovacionado por sus críticas a las políticas de Biden y sus ataques a la Comisión del 6 de enero —que investiga el papel del ex presidente en el salto al Capitolio a inicios de 2021—, la capacidad de convocatoria de Trump mostró su desgaste. Ni cobertura de televisión y escasas menciones en primeras planas.
Además su vicepresidente, Mike Pence, dividió la atención con su presencia en un foro paralelo, donde dejó en claro que podría ser la alternativa razonable a una candidatura divisiva de Trump.
“Realmente creo que las elecciones son sobre el futuro, y que es absolutamente esencial en un momento en que tantos estadunidenses están sufriendo, tantas familias están luchando, que no cedamos a la tentación de mirar hacia atrás”, sentenció Pence.
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