El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó algunos autógrafos para los asistentes de la reunión de seguridad durante su visita a Lake Charles (Luisiana) para atender la emergencia ocasionada por el huracán Laura, que ha dejado 16 muertos.
Trump entregó los autógrafos a policías y funcionarios de la ciudad y dijo a uno de ellos en tono de broma que "lo venidera en eBay a 10 mil dólares, si escribo tu nombre pierde mucho valor, entonces mejor así. Véndelo esta noche".
El presidente estadunidense pudo ver los daños causados por Laura en un viaje posterior a la Convención Nacional Republicana. Durante las poco más de dos horas que pasó en Lake Charles, Trump se reunió con funcionarios y trabajadores humanitarios, pero no con ninguno de los residentes cuyas casas habían sido destrozadas por la tormenta.
“Estoy aquí para apoyar a la gran gente de Luisiana. Ha sido un gran estado para mí . Fue una tormenta tremendamente poderosa, pero lo reconstruyen rápido", dijo Trump.
Su primera parada fue un almacén que se utiliza como área de preparación para la Armada Cajun, un grupo de voluntarios de Luisiana que ayudan con la búsqueda y el rescate después de huracanes e inundaciones. “Buen trabajo”, les dijo Trump.
Luego, Trump recorrió un vecindario con el gobernador John Bel Edwards y el secretario interino de Seguridad Nacional, Chad Wolf, observando una calle bloqueada por árboles talados y donde las casas fueron golpeadas por la tormenta, una con todo el techo arrancado.
Edwards ha dicho que Laura fue el huracán más poderoso que jamás haya azotado su estado, superando incluso al huracán Katrina, que era de categoría 3 cuando golpeó hace exactamente 15 años.
“Ya sea que vengas de Luisiana o de la Quinta Avenida en Nueva York, sabes sobre Katrina”, dijo Trump.
Luego, el presidente voló en helicóptero a Orange, Texas, que fue la zona más afectada del estado. Varios cientos de simpatizantes recibieron su llegada con banderas, pancartas y carteles de Trump 2020. Entre los funcionarios presentes se encontraban el gobernador de Texas, Greg Abbott, y el senador republicano Ted Cruz.
Antes de un recorrido por aire por las áreas dañadas, Trump y otros funcionarios visitaron el centro de operaciones de emergencia del condado para discutir los daños causados por la tormenta y la respuesta del gobierno.
Trump a veces ha tenido problemas con su papel de consolador en jefe, sin proyectar empatía cuando visita lugares duramente afectados por la tragedia y el desastre.
Eso ocurrió en 2017 en Puerto Rico, donde se fotografió a Trump lanzando rollos de toallas de papel a la multitud, lo que algunos vieron como "un juguetón inapropido", dadas las circunstancias.
Durante un viaje a las Carolinas en 2018, Trump se maravilló de un yate que por las inundaciones había arrastrado a la propiedad de una familia y les dijo: "Al menos obtuvieron un buen trato con el bote". Y fue captado por la cámara diciéndole a una persona que había repartido comida para "pasar un buen rato".
Otras veces, Trump ha sido una fuente de consuelo. Después de que un tornado azotó Alabama el año pasado, matando a casi dos docenas de personas, Trump pasó tiempo con familias que habían perdido a sus seres queridos, escuchando sus historias y abrazándolos.
Mostrar empatía es algo más natural para su rival demócrata, Joe Biden, quien emitió un comunicado el sábado diciendo que él y su esposa estaban orando por los heridos por la tormenta y prometiendo que "estaremos allí para ayudarlo a reconstruir mejor".
El huracán Laura ha dejado al menos 16 fallecidos a su paso por Estados Unidos, mientras que miles de vecinos de Luisiana y Texas se han quedado sin electricidad y agua y no saben cuándo podrán volver a acceder a esos servicios.
Las autoridades han atribuido la mitad de los decesos a envenenamiento por monóxido de carbono debido al mal estado de generadores de electricidad dentro de las viviendas.
dmr