En el corazón de Jerusalén, a unos pasos del Tribunal Supremo y de la oficina del primer ministro israelí, la empresa familiar de Donald Trump vio una oportunidad de hacer dinero.
El año pasado, la ‘Organización Trump’ trató de abrir un hotel de lujo en la antigua sede del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel, según personas implicadas en las negociaciones, de las que hasta ahora no se había informado, y según documentos revisados por ‘The New York Times’.
La proximidad de la propiedad al nexo del poder gubernamental de ese país, evoca el hotel que Trump tenía cerca de la Casa Blanca, lleno de dignatarios y simpatizantes durante su presidencia.
Según los documentos, la empresa también consideró la posibilidad de convertir un rascacielos de Tel Aviv, Israel, en otro hotel con la marca ‘Trump’. Esa torre, que estará recubierta de cristal y acero, se ubica cerca del cuartel general del ejército israelí y tendrá el mayor número de habitaciones de hotel en el país cuando finalice su construcción.
Eric Trump, quien dirige el negocio familiar, emprendió las negociaciones mucho después de que su padre diera a conocer su más reciente candidatura presidencial en noviembre de 2022, según muestran entrevistas y documentos. Y aunque no ha cerrado ninguno de los dos posibles acuerdos, pues las conversaciones no se han reanudado desde el ataque de Hamás a Israel en 2023, la ‘Organización Trump’ sigue expresando su interés en abrir un hotel en ese país.
Las actividades de la empresa en suelo israelí ponen de relieve las preocupaciones de carácter ético que suscita, desde hace tiempo, la mezcla de las fortunas financiera y política del expresidente, esta vez en un país en guerra situado en el centro de la polémica política estadounidense y mundial.
De qué lado está Trump en el conflicto de Israel
El expresidente no ha ocultado de qué lado está en el conflicto de Israel con sus vecinos. Este verano, se reunió con el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu en Mar-a-Lago, la residencia de Trump en Florida y ha tachado de “maleantes pro Hamás” y “simpatizantes de la yihad” a quienes piden el fin del apoyo estadounidense a la guerra de Israel.
Como presidente, Trump reconoció a Jerusalén como capital de Israel y ordenó trasladar allí la embajada estadounidense, lo que molestó a líderes árabes y europeos por temor a que avivara la violencia. Incluso antes de iniciar su carrera política, dijo que Israel era “uno de mis lugares favoritos en el mundo” mientras buscaba un negocio inmobiliario allí.
En entrevistas, Eric Trump confirmó que el año pasado la empresa mantuvo conversaciones serias para abrir hoteles en Jerusalén y Tel Aviv y agregó que la Organización Trump decidió retirarse tras el ataque de Hamás.
“Sin duda, habríamos cerrado el acuerdo de no ser por lo sucedido el 7 de octubre”, comentó y agregó que construir un hotel tras el ataque “habría parecido trivial e insensible ante los horrores que el país y la región estaban experimentando”. Pero afirmó que la Organización Trump “definitivamente” ultimaría un acuerdo con Israel “cuando se resuelva la situación actual que estamos viendo en televisión todos los días”.
La bandera Trump en Medio Oriente
Durante casi dos décadas, los Trump han tratado de plantar su bandera en Israel. Esta vez, planeaban asociarse con dos empresarios de Florida, ambos partidarios políticos del expresidente, que arrendarían los hoteles de Jerusalén y Tel Aviv. Ambas propiedades pertenecen a ‘Nitsba Group’, una empresa inmobiliaria israelí.
Según Eric Trump, de concretarse los acuerdos, ‘Nitsba’ seguiría siendo propietaria de los inmuebles, mientras que la ‘Organización Trump’ licenciaría el nombre Trump y gestionaría los hoteles, como ha sucedido por lo general en otros lugares. No se sabe cómo es que estos hombres de Florida y su empresa, ‘Lockwood Development Partners’, planean financiar los proyectos.
Gil Eshel, un agente inmobiliario comercial de Tel Aviv que puso en contacto a ‘Nitsba’ y ‘Lockwood’ y ayudó a dirigir las negociaciones, dijo que los Trump planeaban empezar por Jerusalén antes de una posible expansión a Tel Aviv.
Antes de que suspendieran las negociaciones, las dos partes “habían acordado el precio y casi todo” lo relacionado con la propiedad de Jerusalén, afirmó Haim Tsuff, presidente del accionista mayoritario de ‘Nitsba Group’ y añadió que la ‘Organización Trump’ incluso había hablado de los acabados interiores, incluido el mobiliario. No se sabe mucho de lo que pasó después.
Aunque Eric Trump atribuyó el estancamiento de las negociaciones a la guerra, los israelíes que participaron en las conversaciones afirman que se les dijo algo distinto. Según mencionaron, las conversaciones se interrumpieron abruptamente unas semanas antes del ataque de Hamás, cuando ‘Lockwood’ afirmó en una videollamada con ‘Nitsba’ que la campaña presidencial de Donald Trump impedía que siguieran adelante.
Eric Trump no estuvo presente en la llamada y no respondió a preguntas relacionadas con ésta. Pero en un correo electrónico enviado al ‘Times’, el representante de Lockwood confirmó que la empresa “se refirió a la cancelación de las negociaciones como una cuestión ética que tenía que ver con Donald Trump, ya que cada vez estaba más cerca de ser considerado el candidato republicano”, y que “la ‘Organización Trump’ no quería que la política” interfiriera con sus asuntos comerciales privados.
Sin embargo, esa explicación contradice otros acuerdos recientes. El hecho de que la empresa tanteara el terreno en Israel reflejó un impulso de mayor alcance para cultivar negocios en el extranjero después de que éste dejó el cargo en 2021 y recuerda su actividad empresarial expansiva durante su candidatura a la presidencia en 2016.
Las fortunas financiera y política de Donald Trump
Ahora que Trump está en campaña de nuevo, su empresa llegó a un acuerdo para poner su nombre en una nueva torre en Yeda, Arabia Saudita. El mismo día de julio en que aceptó la candidatura republicana, anunció planes para establecer otra Torre Trump en Dubái, Emiratos Árabes Unidos. Y esta misma semana, la Organización Trump anunció un proyecto de un hotel y campo de golf en Vietnam.
La empresa también se asoció para celebrar torneos de golf con ‘LIV Golf’, con respaldo saudita, y otorgó la licencia del nombre Trump a una empresa saudita que desarrolla villas de lujo y un campo de golf en Omán, antes de que el exmandatario arrancara su campaña.
Trump ha criticado a sus rivales demócratas en el pasado por las empresas extranjeras de sus familiares. Por ejemplo, acusó a Hillary Clinton de intentar “beneficiarse de un cargo público” a través de la ‘Fundación Clinton’, dirigida por su familia, y arremetió contra los vínculos empresariales en el extranjero del hijo del presidente Joe Biden, Hunter, afirmando que “Joe Biden está comprometido”.
Sin embargo, los negocios recientes de la ‘Organización Trump’ en Medio Oriente indican que Trump podría abandonar sus anteriores promesas éticas, en caso de volver a ocupar la Casa Blanca. Después de ganar la presidencia en 2016, su empresa detuvo nuevos acuerdos internacionales, contrató a un asesor de ética externo e hizo pagos anuales al Departamento del Tesoro de Estados Unidos para compensar las ganancias obtenidas de funcionarios de gobiernos extranjeros en los hoteles estadounidenses de la compañía.
“Entendí la cuestión: no se puede construir el edificio más alto de Tel Aviv y tratar de negociar la paz en el Medio Oriente”, declaró Eric Trump en una entrevista en aquel momento.
Pero en entrevistas recientes, indicó un posible cambio de opinión. “Durante el primer mandato hicimos todo lo imaginable para evitar cualquier impresión de irregularidad y, francamente, nos aplastaron de todos modos”, señaló Eric Trump y argumentó que la presidencia le había costado a su padre “una absoluta fortuna”.
“No podemos cruzarnos de brazos para siempre y yo no lo haré”, agregó. “No formo parte del gobierno; estoy en la industria privada”.
Aunque los negocios de la compañía en el extranjero se redujeron durante la presidencia de Trump, hubo pocas restricciones para la ‘Organización Trump’ a nivel nacional. Muchas personas que tenían negocios con el gobierno gastaban a manos llenas en Mar-a-Lago y en el hotel Trump de Washington, que más tarde se vendió.
Las ambiciones de Eric Trump en Israel cobraron fuerza en un viaje que hizo a ese país en febrero de 2023. Los medios de comunicación israelíes cubrieron la visita y posteriormente insinuó su propósito en una entrevista concedida a una revista neoyorquina para la comunidad judía.
“Hay un par de cosas realmente grandes a punto de suceder en Israel”, afirmó en aquel momento, y agregó: “Estamos trabajando en algo que creo que los hará sentir muy orgullosos”.
Todavía en agosto, según muestra un correo electrónico revisado por el ‘Times’, ‘Lockwood’ se puso en contacto con un ejecutivo de ‘Nitsba’ para transmitirle el deseo de Eric Trump de reanudar las conversaciones “cuando sea el momento adecuado”.
Eric Trump ha hablado con otros desarrolladores israelíes, pero no se tiene información detallada al respecto.
c.2024 The New York Times Company