La esclava de Raniere dibujó el horror de dos años de encierro

Red de trata sexual

Un periódico hecho a mano y algunos bocetos de autorretratos de Daniela fueron presentados como prueba de la fiscalía contra el falso “gurú”.

“Hoy estoy decepcionada. No de ti. No de mí. Nosotros somos tan perfectos como siempre”: Daniela. Testigo contra Keith Raniere.
Juan Alberto Vázquez
Estados Unidos /

Durante la semana que Daniela estuvo en la Corte Federal del Distrito Este de Nueva York, testificando contra el falso gurú Keith Alan Raniere, la fiscalía norteamericana se concentró en destacar el encierro de dos años al que fue sometida la mexicana. En ese cautiverio, los padres de ella no solo estuvieron de acuerdo, sino que hasta prestaron una habitación en la planta baja de su casa de Clifton Park, Nueva York, para que ahí se llevara a cabo el experimento, que tenía la intención de mejorar la actitud de la “rebelde”, quien se negó a formar parte de harén del depredador.

Un periódico hecho a mano y redactado en español que refleja lo ordenado de sus ideas, la pulcritud de su trabajo y su caligrafía, así como algunos bocetos de autorretratos, fueron presentados como prueba de la fiscalía para ilustrar el estado de ánimo de Daniela durante la peor etapa de su encierro.


Boceto de Daniela.

Niña genio

Rostros que reflejan tristeza, frases que retratan soledad, abandono y depresión, incluso ese diario hecho a mano dedicado a su hermana Camila, a la que suponía en otro tormento distinto al suyo, nos habla de esa niña genio que, tras de escapar de Nxivm, comenzó una nueva vida escalando posiciones hasta convertirse en ejecutiva de una empresa mexicana de la que es representante en varios países.

En esos 24 meses durante los que celebró sus cumpleaños 23 y 24, Daniela recibía comida que le dejaban en una bandeja afuera de su habitación, jugaba a adivinar cuáles serían sus próximos alimentos y se alegraba si adivinaba o deprimía si no. Llevaba un control estricto de la dieta Raniere, hacía ejercicio y meditaba. Pero, sobre todo, tenía acceso ilimitado a lápiz, pluma y papel para redactar mensajes de perdón hacia el hoy acusado y donde debía además realizar reportes de libros que le encargaban leer.

Testimonio demoledor

En sus ratos libres, Daniela se dibujaba triste y desesperada. También los textos reflejaban melancolía: “Hoy estoy decepcionada. No de ti. No de mí. Nosotros somos tan perfectos como siempre”, dice al pie de un retrato. “La horrorosa historia del fracaso”, titula a otro. Y en el que quizá sea el más triste se pregunta: “¿Es el final?”, y responde: “Sí”. Durante su testimonio confesó haber considerado el suicidio y hasta aceptó: “Creo que me volví loca”.

Con la misma dedicación que se adivina en su trazo, Daniela fue metódica y quirúrgica a la hora de articular frases y presentar pruebas que, no debe extrañar, resultan demoledoras para reforzar al menos cuatro de los cargos que pesan sobre el neoyorquino.

El juicio contra Keith Raniere se reanuda el miércoles 5 de junio.


OMZI


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