Ashley Diamond, una mujer transgénero afroamericana de 44 años, denunció que ha sido abusada sexualmente al menos 16 veces durante su estancia en una prisión para hombres en Georgia, Estados Unidos.
La mujer, con apoyo de abogados del Southern Poverty Law Center, interpuso una demanda contra el Departamento Correccional de Georgia (GDC, por su sigla en inglés), con la que espera una orden de emergencia para proteger su salud y seguridad, emitida por un juez federal, mientras se encuentra bajo custodia.
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En 2012, Ashley fue detenida por un delito no violento, sin embargo, fue recluida en una cárcel de hombres. Entonces, la también activista denunció que le negaron su tratamiento hormonal que había tomado durante más de de 16 años, cuestión que le estaba causando severas afectaciones emocionales.
En la prisión, Ashley fue víctima de violencia, pues era maltratada, recibía golpes y agresiones sexuales por parte de los reclusos y custodios.
Ashley interpuso una demanda una primera demanda contra el GDC y, tras llegar a un primer acuerdo, las autoridades cambiaron su política de tratamiento en materia de salud para personas trans y, en 2015, dejaron en libertad condicional a la activista.
Sin embargo, fue reencarcelada en 2019 por una supuesta violación de libertad condicional técnica, según informó el Southern Poverty Law Center, organización que continúa representando a Diamond ante la ley.
Ashley fue enviada nuevamente a una prisión para hombres, donde ha sido agredida y abusada sexualmente al menos 16 veces, incluidas tres a manos del personal del GDC, y nuevamente se le ha negado seguimiento médico en su tratamiento hormonal.
En primera instancia, Diamond fue ingresada a una prisión de máxima seguridad, aunque la razón por la que la detuvieron no ameritaba esa medida.
Entonces, Ashley fue transferida a una cárcel para hombres, en la Prisión Estatal Costera. Un día antes de su cambio, un oficial convocó a una reunión a todos los encarcelados, donde anunció que Diamond era transgénero y requería atención de salud especial, revelando información médica confidencial y describiéndola de manera peyorativa. Poco después de la reunión, comenzaron las agresiones contra Ashley.
“El mensaje que Georgia está enviando a las personas trans bajo custodia es que nuestras vidas y existencias simplemente no importan”, dijo Diamond y agregó que “las acciones de Georgia hacia mí y otros prisioneros trans son un abuso sistémico de poder, autoridad y decencia moral ".
Los abogados de la activista han indicado que la orden de emergencia es absolutamente necesaria para proteger la vida de Ashley, así como para detener las represalias en su contra.
Ashley ha intentado poner fin a la victimización sexual diaria, así como para que la transfieran a un centro para mujeres. En tanto, sus abogados han enviado nueve avisos a los funcionarios del GDC, para resolver los problemas de salud y seguridad sin recurrir a acciones legales.
Sin embargo, las autoridades de Georgia no han respondido las peticiones y, en su lugar, han tomado represalias contra Ashley.
“Sé que esta represalia está destinada a quebrantarme. Y lo confieso, a veces es difícil mantener la esperanza ”, dijo Ashley, “pero me niego a creer que simplemente no hay recompensa por los riesgos que he asumido para obtener justicia. Nadie merece pasar por lo que yo; continuaré defendiéndome a mí misma y a mi comunidad hasta que todos podamos estar seguros y libres ".
ROA