Michael Freedy, de tan sólo 39 años, escribió en una carta a su esposa, Jessica DuPreez, en la que lamentaba no haberse puesto "la maldita vacuna" contra el covid-19 por antes de morir en un hospital en un hospital de Las Vegas, en Estados Unidos.
La ahora viuda, entre lágrimas, lamentó la muerte de su esposo y padre de sus hijos, conocido como "Big Mike".
“Solo tenía 39 años; nuestros bebés ahora no tienen papá ”, dijo Jessica DuPreez al medio local USA Today . “No puedes decir: 'Soy joven y no me afectará'. Porque lo hará".
La familia había ido a vacacionar a San Diego, en un resort donde laboraba Mike, junto a sus cinco hijos de 17, 10, 7 y 6 años, además de su recién nacido de 17 meses.
“Salimos a la playa. No nos pusimos bloqueador solar, así que todos se quemaron mucho ”, dijo. "Papá (Freedy) realmente se quemó con el sol".
Las quemaduras de Mike fueron graves y acudió a un hospital cuando regresó a Las Vegas, donde se realizó una prueba de covid-19 y dio positivo. Se había mantenido aislado en su casa.
"No puedo respirar, sé que algo anda mal"
“Un día por la mañana temprano, diría que alrededor de las 3 o 4 de la mañana, me despierta con pánico. Él dice, 'No puedo respirar. Sé que algo anda mal'”, añadió DuPreez, asegurando que no podría siquiera levantarse y lo llevaron de inmediato al hospital.
Los doctores lo internaron por neumonía y terminó siendo trasladado a otro hospital donde permitían verlo.
“Seguí diciéndole: 'Vas a superar esto; tienes que volver a casa con nosotros'”, dijo Du Preez días después en que sus síntomas empeoraron fue trasladado a la Cuidados Intensivos. “Pude llamar antes de que lo acogieran y él se sentó al teléfono. Y pude escucharlo. Yo estaba como, 'Por favor, sigue luchando. No te rindas'. Y él dice, 'Estoy tratando de pelear, pero me intubarán y me someterán'”.
Ella tenía que ir a verlo. Observó cómo hacían compresiones en el pecho durante más de media hora para mantenerlo con vida.
“La máquina empezó a volverse loca; se le había ido el pulso. "Como si cinco personas se apresuraran a entrar, hicieron un código", añadió su esposa. "Debido a que estábamos comprometidos, el médico se me acercó y me dijo: 'Necesito que llames a su madre. Ella es la pariente más cercana'. “Y yo estaba como, 'Dios mío, esto no es bueno'. Entonces la llaman por teléfono y le dicen que no hay nada que puedan hacer. Eso está hecho".
Los médicos le dijeron que pensaban que Freedy tenía un coágulo de sangre. No estaba vacunado contra el covid-19.
"Es tan surrealista, porque no sé qué hacer", dijo DuPreez. “Queríamos esperar solo un año desde el lanzamiento para ver qué efectos tenía la gente, pero nunca tuvimos la intención de no obtenerlo”, dijo.
Esa es una decisión que dice que siempre lamentará. Su ahora viuda ahora ha recibido la vacuna junto con su hijo mayor.
“Ese fue uno de los últimos mensajes de texto que me envió y fue que deseaba haberlo hecho, porque incluso si detuviera un poco los síntomas, podría haber evitado que progresara tan rápido”, dijo DuPreez. El texto decía: "Debería haberme puesto la maldita vacuna".
Ahora su familia está suplicando a otros que se vacunen, para salvar vidas y prevenir la angustia inimaginable por la que ahora están pasando.
"Esperaba estar 30 años más con él", dijo DuPreez. "No esperaba que se fuera. Era el mejor padre que nadie podía tener”, dijo uno de sus hijos.
La variante Delta del covid-19 continúa propagándose rápidamente por los Estados Unidos. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) cambiaron recientemente sus recomendaciones sobre el uso de cubrebocas, instando ahora incluso a las personas vacunadas a que reanuden su udo en interiores en algunas áreas públicas.
dmr