Un hombre baleó de muerte a dos empleadas de un hospital de Dallas el fin de semana, disparándoles tras acusar de infidelidad a su novia que acababa de dar a luz, indicaron las autoridades.
Jacqueline Pokuaa, una trabajadora social de 45 años, y Katie Annette Flowers, una enfermera de 63, fueron asesinadas el sábado en el Centro Médico Metodista de Dallas, según la policía y funcionarios del hospital.
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Las autoridades han dicho que Nestor Hernandez, de 30 años, se puso a disparar aproximadamente a las 11 de la mañana mientras se encontraba en el hospital para asistir al nacimiento de un hijo que su novia iba a dar a luz. Hernandez, que se encontraba bajo libertad condicional y se le había dado permiso de acudir al hospital mientras portaba una tobillera electrónica, fue herido de bala por un policía, señalaron las autoridades.
“En mi opinión, esta es una falla de nuestro sistema de justicia penal”, dijo el jefe de la policía de Dallas, Eddie Garcia, en una conferencia de prensa el lunes. “Un individuo violento como este no debería haber andado con una tobillera electrónica y debió haber permanecido bajo custodia”.
Hernandez ha sido acusado de homicidio punible con la pena de muerte. No está claro si cuenta con un abogado que pueda hablar en su nombre, ni se encuentra en las listas de personas detenidas en la cárcel del condado Dallas. Las autoridades dijeron que después de los disparos recibió atención en el Metodista y luego fue trasladado a otra facultad médica para más tratamientos.
Hernandez llegó al hospital alrededor de las 10:20 de la mañana para visitar a la mujer que iba a dar a luz y comenzó a golpearla repetidas veces en la cabeza con una pistola, señaló Garcia. Según un afidávit para una orden de arresto obtenido por la televisora WFAA-TV, Hernandez empezó a golpear a su novia tras acusarla de infidelidad.
Entonces Hernandez comenzó a realizar llamadas “amenazantes” y a enviar mensajes de texto a su familia, le dijo a su novia que ambos iban a morir y declaró que “quienquiera que entre a esta habitación va a morir con nosotros”, se afirma en el afidávit, según indicó esa televisora de Dallas. Baleó a Pokuaa cuando ingresó al cuarto para atender a la mujer, y luego le disparó a Flowers después de que ella se asomó a la habitación tras escuchar disparos, añadió Garcia.
El sargento Robert Rangel, policía del hospital, vio a Flowers ser baleada, solicitó refuerzos y se parapetó afuera del cuarto donde Hernandez estaba recargando su arma, agregó el jefe policial. Cuando Hernandez salió, Rangel le disparó a una pierna y, tras una confrontación, la policía lo detuvo.
Garcia dijo que la mujer golpeada por Hernandez fue atendida de sus lesiones y un bebé recién nacido que estaba en la habitación no resultó herido.
LCR