El secretario de Defensa de Estados Unidos, James Mattis, viajó hoy a la localidad texana de McAllen, en la frontera sur, para conocer el estado de los cerca de 5 mil 900 soldados desplegados en la zona, cuya misión es evitar la entrada al país de las caravanas de migrantes que recorren México.
"Quiero ver cómo están las tropas que han sido desplegadas en apoyo del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, en inglés) y de los agentes de la Patrulla Fronteriza", explicó Mattis a los reporteros en el avión militar que le llevó a Camp Donna, a las afueras de McAllen.
Frente a las críticas que ha suscitado el despliegue de soldados regulares en la zona fronteriza, el general retirado defendió hoy la legitimidad de la operación al sostener que es "obviamente ético y moral" que los militares den apoyo a los agentes aduaneros ante la posible llegada de miles de migrantes.
Consciente de las críticas vertidas por algunos medios de comunicación que acusan al Pentágono de haberse prestado a un juego político orquestado por el presidente de EU, Donald Trump, de cara a las elecciones legislativas del pasado 6 de noviembre, Mattis recomendó a los militares abstraerse de la controversia.
"Verán todo tipo de cosas en las noticias, si leen todo eso se volverán locos. Saben a lo que me refiero", comentó el secretario al dirigirse a los soldados.
Mattis, no obstante, admitió que "ciertamente" se trata de "una misión no tradicional" puesto que se desarrolla en suelo estadounidense, por lo que advirtió a los militares: "Los ojos del mundo están puestos en ustedes", dijo.
La Casa Blanca ordenó este despliegue con el objetivo de evitar la entrada en el país de dos caravanas formadas por miles de migrantes que desde hace semanas recorren México en dirección norte, una acción que en diversas ocasiones ha sido tildada de "invasión" por parte de Trump.
El mandatario incluso instó a los soldados a responder en caso de ser agredidos por los inmigrantes tal y como, subrayó, había ocurrido cuando una de las caravanas, procedente de Honduras, entró en México.
"Si alguien lanza piedras o rocas -como hicieron en México- se deberá contraatacar, porque si te dan con una piedra en la cara...", apuntó Trump durante una comparecencia en la Casa Blanca celebrada hace un par de semanas.
A pesar del discurso belicista del comandante en jefe, el Departamento de Defensa ha evitado presentar la misión como una operación bélica.
Hace ya días que el Pentágono aseguró que solo los miembros de la Policía Militar portarían armas durante las patrullas y que los militares no recibirían una paga de combate, ya que no se preveía que se vieran expuestos a fuego enemigo.
Asimismo, el estamento castrense ha insistido en que el único objetivo de la misión es prestar ayuda logística a los agentes del DHS y de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés) que vigilan la frontera.
El Pentágono viene divulgando desde hace días imágenes de sus soldados levantando campamentos, que sirven para dar cobijo a los militares y a los miembros de las fuerzas de seguridad, y desplegando alambradas de espino a lo largo de la frontera.
Es por ese motivo, explicó Mattis hoy, que el Pentágono decidió dejar de referirse a la misión como Operación Patriota Fiel.
"No quiero utilizar un término militar oscuro para referirme a esta misión si lo que estamos haciendo es colocar alambre", dijo.
Mattis recalcó que la mayor parte de los militares desplazados a la región pertenecen a cuerpos de ingenieros que, bajo ninguna circunstancia, se implicarán en tareas de detención de migrantes.
"No preveo que el personal militar entre en contacto directo con los migrantes", concluyó el secretario de Defensa.
jamj