Trump y la toma de niños “rehenes”

LA ALDEA

Al separar a familias migrantes, el inquilino de la Casa Blanca quiere que el Congreso adopte leyes más duras.

El republicano dio marcha atrás a su política. (Pablo Martínez/AP)
México /

Con su política de separación de las familias que ingresan ilegalmente a Estados Unidos, el presidente Donald Trump busca que el Congreso “reduzca considerablemente el reagrupamiento familiar y suprima la obtención de visas mediante una lotería concebida para favorecer una mayor diversidad migratoria, acordando a la vez los fondos para la construcción de un muro que desea construir en la frontera con México”, afirma en su editorial el vespertino francés Le Monde. Añade que con su política, el magnate republicano pretende retrotraer a la Unión Americana a casi un siglo atrás, al año 1921 precisamente, cuando se adoptó una política migratoria restrictiva, regida por cuotas que favorecían a los países de Europa del norte a expensas de los demás.

Dicha política, añade, estuvo acompañada de un repliegue del país, roto por su involucramiento en la Segunda Guerra Mundial, y luego por la instauración bajo la égida de Washington de un nuevo orden mundial “con el cual Donald Trump parece decidido a romper en nombre de un egoísmo obtuso”.

A la vez, el discurso “angustioso” y atemorizante sobre la inmigración tiene otro fin: “mantener cautiva a la coalición electoral que le permitió al multimillonario imponerse en 2016, tanto para las elecciones de medio mandato, en noviembre, como para la próxima elección de 2020. Pero la estigmatización del migrante como algo necesariamente peligroso no es más que un bálsamo ilusorio para un electorado blanco condenado a volverse minoritario —transición demográfica obliga”.

Sobre la fórmula de “tolerancia cero” aplicada por Trump a la inmigración ilegal, ésta se ha traducido en la separación de las familias de los indocumentados.

“Mientras sus padres son juzgados por su crimen, según la ley estadunidense, los niños, en algunos casos muy jóvenes, son encerrados en centros de detención”, afirma.

“Una verdadera toma de rehenes, para empujar al Congreso a adoptar medidas extremadamente restrictivas en materia de inmigración que son las que Trump pretende. También envía una señal a los eventuales candidatos a salir de los países de América Central huyendo del caos o la violencia, de que Estados Unidos ha renunciado a toda forma de humanidad hacia ellos”.

Pero la medida, añade, ha chocado incluso entre los apoyos religiosos de Trump, que ha intentado sin éxito achacar su política a la oposición demócrata, acusando literalmente a esta última de querer entregar el país al crimen organizado.

“Aquí encontramos la marca de fábrica de Donald Trump : histerizar un caso, reducirlo a una caricatura para sacar provecho de la estupefacción de quienes consideran que la política no se puede liberar de algunos principios elementales”.

Durante la elección de 2016, Donald Trump atacó a la inmigración ilegal, “pero ahora ésta se ha convertido en el blanco del presidente de la primera potencia mundial, cuya economía muestra una insolente salud y una tasa de desempleo históricamente baja”.

“Reducción drástica del número de refugiados aceptados en EU, supresión del estatus de protección temporal que hasta ahora beneficiaba a naturales de Nicaragua, de Haití, de Honduras y de El Salvador, todo es bueno para luchar contra los extranjeros que ‘infestan’ según Washington”, concluye el texto.

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