La Casa Blanca anunció ayer que se prohibirá la entrada a Estados Unidos de funcionarios de Venezuela e Irán, medida que se extiende también a sus familiares.
La medida, contenida en dos declaraciones firmadas por el presidente Donald Trump, supone un nuevo incremento de la presión sobre los dos países en plena Asamblea General de la ONU, donde ambas naciones están representados a alto nivel.
Para el caso iraní, el veto se aplicará a “altos funcionarios del gobierno de Teherán” y a sus familiares inmediatos.
Mientras que para Venezuela, la decisión veta la entrada a miembros del régimen de Nicolás Maduro a nivel de viceministro o equivalente, además de todos los integrantes de la Asamblea Constituyente y mandos del ejército.
La restricción se anunció en vísperas de que la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, emprendiera un viaje a Nueva York para intervenir en nombre de Maduro ante la Asamblea General.
Por la mañana, Trump denunció “una tragedia de proporciones históricas” en Venezuela, prometiendo a su población que “serán libres”, al discutir la crisis con sus colegas latinoamericanos fuera del itinerario de la ONU.
Venezuela ha sido “destruida por el socialismo”, dijo Trump en una reunión en un hotel de Manhattan, a la que invitó a representantes de más de 20 países de la región, incluidos los presidentes de Colombia, Iván Duque; Chile, Sebastián Piñera, y Argentina, Mauricio Macri.
PUTIN RESPALDA A MADURO
Mientras tanto en Moscú, el presidente Vladímir Putin reafirmó ayer su apoyo a Maduro y abogó por un diálogo entre el gobierno y la oposición, liderada por el jefe parlamentario Juan Guaidó —quien dio por agotadas las conversaciones auspiciadas por Noruega—, advirtiendo que no negociar es una actitud “irracional”.