Desterrados de Estados Unidos, país al que juraron proteger de cualquier amenaza y enemigo, a pesar de nacer en otro país, cientos de veteranos de guerra han sido abandonados a su suerte en México, un país que, paradójicamente, no conocen.
En Tijuana hay un grupo de soldados de origen mexicano que fueron deportados por San Diego, California, de la noche a la mañana. De México salieron cuando eran unos niños, sin casa, sin trabajo y hablando nada o casi nada de español.
A pesar de haberse puesto un uniforme militar y defender con su vida la máxima de "nadie se queda atrás" que es como un mantra entre cada elemento de las fuerzas armadas estadunidenses, ahora, estos veteranos deportados se sienten traicionados, y lamentan que sí, a pesar de todo, los dejaron atrás.
"Para mí completamente es injusto después de haber servido a la nación, exponiendo sus vidas (...) En este proceso me sentía traicionado en el sentido de que toda mi vida la había hecho allá y cometí una falla, cometí un error, y por ese error me están deportando", dice en entrevista con MILENIO Albino, un veterano deportado que ahora pasa sus días en Tijuana trabajando como traductor tras un incidente de violencia familiar que lo desterró de Estados Unidos.
El número de veteranos del ejército estadunidense que fueron deportados a México no es claro, algunos activistas hablan que podrían ser cientos, repartidos especialmente en ciudades fronterizas como Tijuana y Ciudad Juárez, pero es una de las primeras tareas pendientes en la materia: la realización de un censo, y después, la revisión caso por caso.
Se conoce que hay veteranos deportados viviendo en más de 30 países diferentes incluyendo, además de México, lugares como Vietnam, India, Italia, y algunas naciones de Centroamérica como El Salvador, Honduras, Guatemala y Nicaragua. Por lo que la cifra podría llegar a miles.
"Vas, estás dispuesto a dar tu vida y en el momento que cometes tú un error en lugar de ayudarte a rehacer tu vida te dan una patada como si fueras inservible, quitándote cualquier valor, ¿pero sabes qué? Muchos de los muchachos, aún con eso, están dispuestos a un día seguir peleando si se requiere", dice por su parte Robert Vivar, codirector del Centro Unificado de Recursos para Veteranos Deportados de Estados Unidos.
Después de años de activismo, que surgió precisamente en Tijuana, actualmente el gobierno de Joe Biden está tomando medidas oficiales para ayudar a los veteranos deportados a regresar a Estados Unidos.
Se planea, según ha dicho la administración demócrata, hacer una revisión de la política migratoria para permitirles regresar a casa y se planea también eliminar las barreras para que los militares, por fin, se naturalicen al país que juraron proteger.
Este anuncio desde la Casa Blanca es entendido como una forma de suavizar una vieja ley aprobada en 1996 por la administración del entonces presidente, Bill Clinton, que amplió los parámetros de expulsión del país a delitos menores.
Lo que puso en jaque a todos los veteranos migrantes que no estuvieran naturalizados, por una u otra razón. Sí, en Estados Unidos se puede entrar al ejército tan sólo siendo residente legal.
"Nos comprometemos a traer de vuelta a los miembros del servicio militar, a los veteranos y a sus familiares directos que fueron expulsados injustamente y a garantizar que reciban los beneficios a los que pueden tener derecho. Hoy estamos dando pasos importantes para que eso sea una realidad”, dijo en julio pasado el secretario de Seguridad Interior, Alejandro Mayorkas.
Para Robert, que dirige la casa de veteranos en Tijuana, el anuncio trae consigo un alud de esperanza, la cual casi todos habían perdido por completo una vez que fueron desterrados.
"Es una nueva esperanza de un día poder regresar a tu casa, de regresar a ver a tus hijos, el lugar donde creciste. Es algo que te levanta el espíritu y te da ánimo para continuar luchando, para no darte por vencido", aseguró el activista.
Sostiene que, de momento, lo que las autoridades estadunidenses les han indicado a espera de la difusión de los parámetros de revisión de casos por parte del Departamento de Defensa y de Seguridad Interior, es que les apoyen, para ubicar cuántos son y dónde se encuentran los veteranos deportados y sus familias.
"Obviamente estamos muy dichosos, pero queremos adelantarnos un poquito a ese proceso porque tenemos la incertidumbre de que no se le vaya a dar la oportunidad de revisarle su caso a todos los veteranos deportados. En particular, porque por lo normal la legislaciones que se han introducido anteriormente dicen que nada más aplica para veteranos deportados elegibles", dijo.
En dichas legislaciones migratorias se explica que la figura de "elegible" hace referencia a un veterano de guerra que haya terminado su servicio honorablemente, es decir, que tenga un certificado de baja con honores. Además de no tener en su historial ningún delito con violencia o problemas de salud.
"Hay muchos veteranos que han sido deportados que, efectivamente, no se les dio su certificado de baja honorable por algún problema que tuvieron dentro del servicio. Digamos, drogadicción, que te hayas embriagado y hayas tenido algún problema, o algún problema por parte de la autoridad. De repente, con algún superior le caíste mal y nada más porque le caíste mal dice: '¿sabes qué? te voy a hacer algún reporte y te voy a sacar, aunque tengas dos o tres años de estar sirviendo honorablemente o que hayas estado en combate, no importa'", subrayó Vivar.
Los hay deportados tras haber servido en prácticamente todas las guerras después de Vietnam: Golfo Pérsico, los Balcanes en Bosnia y Kosovo, Afganistán, Irak y Libia. La mayoría de las veces, cuentan los veteranos entrevistados, los mexicanos junto al resto del contingente latino son puestos hasta el frente en la vanguardia.
"En cada uno de los campos de batalla, en cada uno de los combates el número de hispanos es altísimo, desde Vietnam hasta el presente, el hispano no cambia su valentía, su coraje, su sentido de defender su nación (...) No siempre se le agradece, y especialmente, cuando hablamos de veteranos deportados, ¿qué tipo de agradecimiento es ese?", sostuvo Vivar.
La mayoría, como Albino llegó a los Estados Unidos siendo aún unos niños, hicieron una vida normal en aquel país, y se convirtieron en residentes legales permanentes. Como su sueño era ser soldados se unieron al ejército. Pero después de regresar a la vida civil cometieron crímenes que los llevaron a la deportación. Son deportados luego de que cometieron un delito o una serie de delitos que esté en la lista del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
El gran problema es que la mayoría cree que por el simple hecho de servir en el ejército de Estados Unidos se les da automáticamente la nacionalidad, pero se puede servir siendo apenas un residente legal del país. Por lo que si, al término del servicio militar, alguno comete un delito que amerite deportación, ante la ley siguen siendo residentes permanentes, no héroes de guerra y pueden ser expulsados, incluso, por un incidente vial.
dmr