La capital de Estados Unidos rindió ayer un homenaje al fallecido George H. W. Bush con una ceremonia solemne y tributos a su servicio y decencia, mientras los restos del 41 presidente eran colocados en la Rotonda del Capitolio para tres días de luto por parte de la élite política y de los ciudadanos.
Con el ataúd de Bush sobre el Catafalco de Lincoln, utilizado por primera vez para el funeral del presidente asesinado en 1865, los dignatarios honraron al texano cuyas labores por su país se extendieron tres cuartos de siglo, desde la Segunda Guerra Mundial (1939-45).
Bush padre fue presidente de 1989 a 1993 y falleció el viernes pasado a los 94 años.
En la ceremonia realizada ayer por la tarde, el capellán de la Cámara de Representantes, el reverendo Patrick J. Conroy, elogió el compromiso de Bush con el servicio, desde que comenzó su carrera como piloto de la Marina Armada, legislador, embajador ante la ONU, enviado a China y director de la CIA (Agencia Central de Inteligencia, por sus siglas en inglés), hasta que fue elegido vicepresidente y posteriormente mandatario.
“Aquí yace un gran hombre”, dijo el representante republicano Paul Ryan, presidente de la Cámara baja, un “alma noble”.
Despedido en Texas con una salva de 21 cañones, el ataúd de Bush fue llevado a la base Andrews, afuera de Washington, a bordo de un avión que a menudo se funge como el avión presidencial y que en esta ocasión fue designado como la “Misión Aérea Especial 41”, en honor al lugar que ocupa Bush en la lista cronológica de mandatarios de EU.
Los cañones volvieron a retumbar afuera del Capitolio mientras el sol se ponía y su hijo mayor, el también ex presidente George W. Bush (2001-2009), estaba de pie con la mano sobre el corazón observando la procesión del ataúd subir los escalones.
Los restos del ex mandatario yacen en capilla ardiente en el Capitolio hasta mañana. Un servicio fúnebre se realizará ese día en la Catedral Nacional de Washington. Anoche, el presidente Donald Trump y la primera dama, Melania, asistieron al recinto legislativo.
Fidelidad canina
Un presidente de EU, Harry S. Truman, dijo alguna vez que la mejor forma de tener un amigo en Washington es conseguir un perro. Sully, el fiel can de H.W. Bush, regresó el lunes a la capital con su difunto amo.
“Misión Completa”, tuiteó el portavoz de la familia Bush, Jim McGrath, junto a la etiqueta #Recordando41 y una conmovedora foto en que se ve a Sully tumbado frente al ataúd del ex mandatario.
Sully de dos años, acompaña a Bush desde junio, pocas semanas después de la muerte de su esposa, Barbara, con quien estuvo casado durante 73 años.
Bush padre, que padecía una forma de enfermedad de Parkinson que lo postró en una silla de ruedas, recibió a Sully del grupo VetDogs estadunidense, que proporciona perros de servicio a personas con limitaciones físicas o afectados por el trastorno de estrés postraumático.
Sully lleva el nombre del piloto Chesley Sully Sullenberger III, que se volvió famoso luego de acuatizar de emergencia un avión de pasajeros en el río Hudson de Nueva York en 2009
El peludo de cuatro patas se ha vuelto una estrella en Instagram, con al menos 161 mil seguidores (más de 38 mil sumados ayer).
Historiadores creen que el aforismo de Truman sobre los amigos en Washington y los perros es quizá apócrifo (al 33 presidente de EU no le gustaban los canes).