Apenas unas horas después de que se fortaleció a huracán categoría 3, ETA sigue aumentando de intensidad y ya se convirtió en un huracán categoría 4, durante su avance hacia Centroamérica, donde se esperan inundaciones y aludes por las condiciones climatológicas que podría generar.
El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos informó que ETA genera vientos máximos sostenidos de 215 kilómetros por hora y se encuentra a unos 110 kilómetros al este de la frontera entre Nicaragua y Honduras, con un desplazamiento hacia el oeste a 15 kilómetros (9 millas) por hora.
La dependencia añadió que es posible que el sistema ganara fuerza con rapidez antes de tocar tierra la madrugada del martes, posiblemente en Nicaragua, donde se anunció una alerta de huracán para la costa.
De acuerdo con los pronósticos, el centro y norte de Nicaragua; así como una gran parte de Honduras podrían recibir entre 380 y 640 milímetros de lluvia, con hasta 890 milímetros en zonas concretas.. También hay probabilidad de aguaceros en el este de Guatemala, el sur de Belice y Jamaica.
También se espera que la marejada ciclónica se adentre hasta 4.5 metros en la costa de Nicaragua. El centro de huracanes advirtió del riesgo de inundaciones repentinas peligrosas y aludes de tierra en zonas altas.
Con el recuerdo aún vivo del devastador huracán Mitch, que hace exactamente 22 años dejó miles de muertos a su paso por Centroamérica, Nicaragua se prepara este lunes para recibir el impacto de ETA.
El gobierno nicaragüense declaró alerta roja en la región del Caribe Norte, donde la Fuerza Naval evacuó la víspera a unos mil 650 habitantes de los Cayos Miskitos, situados frente al litoral del Caribe Norte, ante el peligro de que el ciclón azote con mucha intensidad la zona.
Según Guillermo González, director del estatal Sistema Nacional para la Prevención, Mitigación y Atención a Desastres (Sinapred), los evacuados fueron llevados a “casas solidarias” en Bilwi, también llamada Puerto Cabezas, donde habitan unas 66 mil personas.
Otra cantidad similar viven comunidades indígenas ubicadas sobre el litoral del Caribe Norte y en las riberas del río Coco, que en esa zona forma parte de la frontera con Honduras. Si bien ya no tiene el caudal de hace décadas, en caso de huracanes el río suele desbordarse.
En la zona del río Coco, la mayoría de las viviendas en unas 50 comunidades misquitas sobre las riberas están construidas con bambú y palma, lo que las hace sumamente vulnerables.
RLO