Por segunda ocasión en un mes, una biblioteca de Colorado tuvo que cerrar sus puertas para limpiar la contaminación por metanfetamina, según las autoridades estadunidenses.
Funcionarios del suburbio de Englewood, en Denver, cerraron la biblioteca de la ciudad la semana pasada un par de horas después de recibir los resultados de las pruebas el miércoles, que mostraban que la contaminación en los baños de la instalación superaba los límites estatales, dijo el portavoz de la ciudad, Chris Harguth.
Otros espacios, como las encimeras, también dieron positivo en niveles más bajos de la droga y requerirán una limpieza especializada, dijo. El trabajo a mayor escala incluirá la eliminación de superficies contaminadas, paredes, conductos y equipos de extracción.
La ciudad de unos 33 mil habitantes situada al sur de Denver decidió realizar pruebas de detección de la droga después de que las autoridades de la cercana ciudad universitaria de Boulder cerraran su biblioteca principal tras detectar contaminación por metanfetamina, explicó Harguth.
Se trata del último ejemplo del equilibrio que deben mantener las bibliotecas urbanas entre hacer que sus instalaciones sean acogedoras para todos y mantenerlas limpias y seguras. Cuando a mediados de la década de 2010 se registró una oleada de sobredosis en bibliotecas a medida que la crisis de los opioides se extendía por Estados Unidos, algunas bibliotecas se equiparon con el antídoto Naloxone, conocido por la marca Narcan.
Hasta ahora parece que los cierres de bibliotecas provocados por la contaminación con metanfetamina se limitan a Colorado, según el portavoz Raymond García, de la Asociación Estadounidense de Bibliotecas, que no tiene constancia de que se hayan producido en otros lugares del país en los últimos años. El grupo se negó a comentar si el consumo de drogas ha aumentado en las bibliotecas, citando la falta de datos actualizados.
Las autoridades afirman que los residuos de metanfetamina pueden ser irritantes y provocar síntomas como picor de garganta, secreción nasal y ojos rojos. Pero no se cree que la exposición secundaria cause problemas crónicos de salud a largo plazo, dijo Harguth.