Un antiguo guardia nazi sospechoso de crímenes de guerra que aguardaba su deportación de Estados Unidos fue detenido en su casa en Nueva York y enviado a Alemania por la mañana, luego de años de intentos de expulsarlo del país.
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La deportación del ex guardia de campo de concentración, Jakiv Palij, de 95 años, se consumó 25 años después de que los investigadores lo interrogaron por primera vez acerca de su pasado y él reconoció que mintió al declarar que había sido obrero y agricultor durante la guerra para entrar a Estados Unidos.
Palij vivió discretamente en Estados Unidos, como dibujante y luego jubilado, hasta que los investigadores encontraron su nombre en una vieja nómina nazi y otro antiguo guardia reveló el secreto de que vivía “en alguna parte de Estados Unidos”.
Palij dijo a los investigadores del Departamento de Justicia que llamaron a su puerta en 1993: “Jamás me hubieran dado la visa si decía la verdad. Todo el mundo mentía”.
Un juez lo despojó de su ciudadanía en 2003 por “participar en actos contra civiles judíos” cuando era guardia en el campo de Trawniki en la Polonia ocupada por los nazis y ordenó su deportación un año después.
Pero debido a que Alemania, Polonia, Ucrania y otros países se negaron a recibirlo, siguió viviendo en el limbo en laca de dos pisos en Queens con su esposa, María, de 86 años. Su presencia provocaba la indignación de la comunidad judía, y a lo largo de estos años hubo protestas con gente que coreaba “tu vecino es un nazi”.
Según el Departamento de Justicia, Palij fue guardia en Trawniki en 1943, el año en que decenas de miles de prisioneros en diversos campos de la Polonia ocupada fueron masacrados. Palij reconoció que fue guardia en Trawniki, pero negó haber tenido participación en los crímenes de guerra.
En septiembre, los 29 legisladores por Nueva York firmaron una carta en la que exhortaban al Departamento de Estado a llevar a cabo su deportación.
Richard Grenell, el embajador estadunidense en Alemania, dijo que el presidente Donald Trump le dio instrucciones de dar prioridad al asunto. Añadió que el nuevo gobierno alemán que asumió en marzo abordó el asunto con “energía renovada”.
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Grenell dijo a la prensa que las negociaciones fueron “arduas” porque Palij no es ciudadano alemán y era apátrida desde que se le quitó la ciudadanía estadunidense, pero se aceptó la “obligación moral” de recibir a “alguien que revistó en nombre del gobierno alemán”.