Los albaneses votaron este domingo en unas elecciones legislativas, en las que el primer ministro socialista se enfrentó a una oposición determinada a sacarlo del poder, pero también a unos comicios considerados importantes para sus sueños de entrar en la Unión Europea.
Los resultados se conocerán en dos días y los escasos sondeos durante la campaña daban ventaja a los socialistas pero el desenlace de los comicios es incierto, asegura el analista Lutfi Dervishi.
El "proceso se desarrolló con calma", dijo Ilirjan Celibashi, presidente de la Comisión Electoral Central (CEC), poco después del cierre de las urnas a las 19:00 horas locales y exhortando a la ciudadanía a mantener la misma calma durante el escrutinio.
El primer ministro Edi Rama, que preside el Partido Socialista de Albania y se presenta como el capitán frente a la tempestad, aspira a un tercer mandato, ante el Partido Democrático de centroderecha, aliado a una decena de agrupaciones muy variadas.
Por su parte, el presidente albanés Ilir Meta, fundador del Movimiento Socialista de Integración (MSI) y acérrimo adversario de Rama, llamó a "un voto patriótico" para "refundar la república".
La comunidad internacional escruta estos comicios, una especie de prueba para analizar el buen funcionamiento de las instituciones tras una campaña salpicada de insultos, acusaciones de corrupción e incidentes violentos.
Desde el fin del comunismo en el país más pobre de los Balcanes a principios de los años 1990, los resultados de las elecciones siempre han sido puestos en tela de juicio por los perdedores con acusaciones de fraude.
Una situación que provoca un cierto hartazgo en un momento en que Albania, golpeada por un terremoto devastador a finales de 2019, sufre duramente el costo económico y sanitario de la pandemia de coronavirus que ha causado casi 2 mil 400 muertos.
"La política actual ha perjudicado mucho al país", declaró Endi Gallo, un estudiante de 21 años, lamentando una economía lenta que empuja a las personas, especialmente a los jóvenes más instruidos, a migrar hacia Italia, Alemania o Estados Unidos.
"Estamos cansados, los jóvenes estudian para encontrar trabajo, las promesas se suceden y después no conseguimos nada", añade Mariela Sherrja, de 26 años, experta en finanzas. "Lo único que queremos es trabajo para construir un futuro mejor".
Bruselas ha dado el visto bueno al inicio de negociaciones para la adhesión del país aunque sin fecha, y todos prometen realizar los cambios necesarios, empezando por la reforma del sistema judicial y la lucha contra el crimen organizado.
Edi Rama cree que el único programa político de sus adversarios es derrotarlo pero promete retirarse si no consigue la mayoría de los 140 escaños del Parlamento.
Él ha pedido más tiempo para "sacar definitivamente a Albania del túnel", acabar los proyectos de infraestructuras que se han visto paralizados por la pandemia y seguir reconstruyendo las miles de viviendas devastadas por el terremoto. "El tercer mandato no es para mí, es para Albania", asegura.
La oposición prometió por su parte reactivar la economía apoyando a las pequeñas empresas.
Edi Rama "manipuló los resultados de las elecciones anteriores, se apropió de la economía con un puñado de personas, controla todos los poderes y obstaculiza las perspectivas europeas de Albania", afirma Lulzim Basha, de 46 años, jefe de los demócratas. "No puedes darle otra oportunidad al hombre que fracasó durante ocho años, el futuro somos nosotros".
La vida política albanesa suele estar marcada por los excesos verbales y la retórica incendiaria. Pese a los llamados de las embajadas occidentales a la contención, la campaña fue muy tensa y en los últimos días hubo que lamentar la muerte de un militante socialista, en un tiroteo con partidarios de los demócratas que acusaban al campo rival de compra de votos.
Si los socialistas manipulan los votos, "las horcas estarán ahí", advirtió el presidente Ilir Meta, lo que le valió una reprimenda de Washington.
"Que alguien diga que los ciudadanos tomarán las horcas el 25 de abril es inaceptable", afirmó en Twitter la embajadora de Estados Unidos en Tirana, Yuri Kim. "Aquellos que inciten a la violencia serán considerados responsables de sus palabras y actos".
dmr