Angela Merkel no sólo ha sido una de las cancilleres que más ha permanecido en el poder en Alemania —casi 16 años —, sino que se convirtió en una de las mayores protagonistas de la geopolítica internacional al ser la mayor cara visible de Europa durante toda la década del 2010.
La líder conservadora anunció que se retiraría de la política, misma que empezó a ser efectiva tras las elecciones legislativas del pasado 26 de septiembre, en que resultó ganador el socialdemócrata Olaf Scholz; sin embargo, mientras logra formar una coalición de gobierno, ella permanecerá en el cargo. Estos han sido los momentos más destacados de la vida de la próxima ex canciller:
1. Su inicio en la política al cruzar el Muro de Berlín
Merkel trabajó como química cuántica en la Academia de Ciencias de la antigua República Democrática Alemana (RDA) —la comunista Alemania Oriental— y tenía 35 años cuando cayó el muro.
Aunque sus colegas la describieron como tímida, diligente y siempre en busca de los datos más fiables, había elegido trabajar como científica porque "carecía de valor para una revuelta abierta" contra el régimen comunista.
Liberada repentinamente de la vigilancia del gobierno comunista y de la Stasi, la policía política de la extinta RDA, Merkel se unió a un nuevo partido de Alemania Oriental llamado "Amanecer Democrático", hermanado con la Unión Demócrata Cristiana (CDU) del oeste.
Wolfhard Molkentin, ex responsable local de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), fue uno de los primeros en reconocer las cualidades de Merkel, elegida diputada en 1990 en esta vasta circunscripción de tierras salvajes y ventosas, bordeadas por el mar Báltico.
Pocos meses después, Merkel —ya entrando a las filas de la política— entra en la cabaña del pescador Hans Joachim Bull en la isla de Rugen, en el mar Báltico, vestida con una chaqueta marrón, una camiseta blanca y una falda de jean.
La discusión en una choza, hoy destruida, sigue siendo uno de los momentos fotografiados más famosos de la futura canciller, con sus mejillas color rosa debido al aguardiente de los pescadores.
"¡Se bebió cuatro o cinco!", destaca Bull. "Nos dijimos que podíamos hablar con ella, era natural. Incluso siguió siéndolo cuando se convirtió en canciller", añade.
"Daba la impresión de que nos entendía", contó luego uno de los pescadores con los que habló Merkel, quien por entonces daba sus primeros pasos en política en el campo conservador del canciller Helmut Kohl.
El hombre en cuestión terminará votando por ella y eventualmente en su mentor. Así comenzaría en el distrito de Stralsund-Rügen-Grimmen su primera campaña electoral y, con ella, su ascenso hacia la cancillería.
"Permaneció tal y como era", asegura este octogenario. "Una persona muy sencilla, estable y digna de confianza. Y lo sigue siendo", continúa.
2. La "chica de Kohl" que terminaría remplazándolo
Aunque la CDU defendía algunos de los valores de Merkel —de centroderecha y culturalmente conservadores—, algunos biógrafos han especulado que la elección del partido pudo ser un reflejo de su instinto de poder más que de su ideología.
Merkel buscó rápidamente un encuentro con Kohl, quien era el líder del CDU, y que posteriormente se convirtió en su mentor. En pocos meses, pasó a ser conocida como "la chica de Kohl" y fue nombrada ministra de la Mujer y la Juventud en el primer gabinete en la Alemania reunificada.
En los primeros días de su carrera, Merkel fue presentada a menudo por Kohl y otros como una especie de novedad: una prometedora política de Alemania del Este y una mujer en el club de los hombres que era la CDU... y podría decirse que sigue siendo.
Pero Merkel no dudó en abandonar a su antiguo mentor en 1999 en medio de un escándalo de donaciones a la CDU. De hecho, pasó a sustituirlo como la presidenta del partido.
Merkel argumentó en un editorial del diario Frankfurter Allgemeine Zeitung —un artículo que llegó a conocerse como una especie de "carta de divorcio" de Kohl— que la CDU necesitaba distanciarse de su líder del mismo modo que los adolescentes deben emanciparse de sus padres para ser adultos.
Al convertirse en la presidenta del partido, en 2002 cedió el papel de candidata principal de los conservadores a las elecciones a su rival Edmund Stoiber, que dirigía la Unión Social Cristiana (CSU), la rama bávara de la CDU. La jugada le salió bien: Stoiber perdió ante el socialdemócrata Gerhard Schröder, que tuvo que dejar el cargo tres años después.
3. Su llegada a la cancillería de Alemania y su simpatía durante el Mundial de 2006
Dos meses tras de las elecciones de 2005, Merkel tomó posesión como primera mujer canciller de Alemania. Los 16 años siguientes irían a alterar drásticamente el panorama político de Alemania y el papel del país en la escena mundial, con una jefa de Gobierno que llegó a dominar la política europea.
Durante el Mundial de Fútbol de 2006, organizado por Alemania apenas un año después de su elección al frente del país, también marca el inicio de otro mandato: el de la simpatizante número uno de la selección, misma que le ayudó a tener cierto protagonismo internacional.
Alemania terminaría en tercer lugar —ya que Italia le ganó a Francia en el torneo—, pero mostró a los jóvenes germanos su patriotismo por primera vez desde la guerra, en una atmósfera relajada. La canciller, al frente de una campaña que alienta a sus compatriotas a enarbolar la bandera nacional, se convierte para la revista Time en la persona que "devolvió la alegría a Alemania".
Siempre estoica en política, nunca ocultó su felicidad en la tribuna con cada gol de la 'Mannschaft'. A lo largo de su mandato conserva vínculos fuertes con el fútbol. "El jugador número 12 de la selección se llama Angela", escriben los medios alemanes.
4. La crisis económica de 2008
La crisis financiera de 2008 es el primer gran reto de la era Merkel. En vista de la crisis financiera que siguió a la quiebra del banco de inversión estadunidense Lehman Brothers, anunció que por primera vez la posibilidad de una garantía total para los depósitos de ahorro privados. en una rueda de prensa, al tiempo que aboga por una mayor regulación de los mercados financieros.
"Garantizamos a los ahorradores que sus depósitos están seguros", decía Merkel esto para evitar que se cree un pánico que lleve a los ciudadanos a vaciar sus cuentas.
Paralelamente, de cara a las repercusiones de la crisis en la economía real, su gobierno crea estímulos para los consumidores y herramientas para evitar el aumento del desempleo, que durante la era Merkel tenderá permanentemente a la baja en Alemania.
Merkel será recordada a nivel europeo por ser la principal promotora de la austeridad en la recuperación de la crisis financiera de 2008, aunque también por su firme defensa del euro, con una frase especialmente célebre: "Si el euro fracasa, Europa fracasa".
5. La "dura" postura sobre la crisis del Euro
Merkel afirma en 2010 que "no hay alternativa" al apoyo financiero a Grecia, amenazada de quiebra. Pocos días después, la Unión Europea aprueba un programa de rescate de cientos de miles de millones de euros para salvar de la quiebra a los países de circulación del euro afectados por la crisis.
En los países del sur de la Unión Europea ella recibió acusaciones de dogmatismo e incluso de crueldad. La imagen de Angela Merkel que tienen los griegos es mucho menos positiva.
Merkel mostró una intransigencia fuerte, lo que llevó a Grecia al límite de la bancarrota y provocó recelo en Europa. En el peor momento de la crisis de la deuda en la zona euro, aplicó una línea dura para obligar al país a ser austero.
La crisis económica en Grecia, Italia y España no sólo generó violentas protestas en el país, sino a una inestabilidad en sus respectivos gobierno, ya que tuvieron que aplicar medidas de austeridad extremas como la reducción en los ahorros y las pensiones, disminución del presupuesto para cubrir su deuda pública y la pérdida de miles de empleos.
Aunque era una defensora de la austeridad europea tras la crisis financiera de 2008, pese a la asfixia de Grecia, propulsó el aumento del gasto y la mutualización de la deuda, lo único, según ella, que podía salvar el proyecto europeo.
6. El fin de la energía nuclear y el poco avance contra la crisis climática
Tras la catástrofe nuclear de Fukushima, en Japón, derivado del terremoto de magnitud 9.1 en 2011, Merkel reacciona con un golpe de timón y ordena con una votación en el parlamento la salida de Alemania de la energía nuclear, misma que se debe concretar para el próximo años, aunque su gobierno había prolongado la vida útil de las centrales nucleares en el otoño de 2010.
Durante un tiempo, Merkel fue apodada como "la canciller del clima". Sin embargo, los últimos meses de su gestión tuvo que aumentar los objetivos de Alemania bajo presión del Tribunal constitucional, que los consideraba poco ambiciosos.
Las acciones judiciales se basan en una decisión adoptada este año por la Corte Constitucional de la ciudad de Karlsruhe, que definió a la protección del clima como un derecho fundamental en Alemania. Incluso, estas elecciones estuvieron marcadas hacia una agenda para tomar acciones por la crisis climática.
Desde 2005, "no han pasado suficientes cosas" para luchar contra el cambio climático, dijo Merkel hace unos meses, convencida sin embargo de haber "dedicado mucha energía" a este tema.
7. Su lugar en el G7 como "la líder del mundo libre"
La "canciller teflón", que parece inmune a los problemas, es un animal político tan particular como temible, y muchos de sus adversarios la subestimaron. Incluso, en 2015 fue nombrada "Persona del Año" por la revista Time.
La publicación destacaba que "con Merkel llegó un nuevo canon de valores como la humanidad, bondad, tolerancia, para mostrar cómo la gran potencia de Alemania puede utilizarse para salvar en lugar de destruir".
El entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, había concedido a Merkel la Medalla de la Libertad de Estados Unidos, el mayor honor civil del país.
Obama destacó que la condecoración es un "símbolo del triunfo de la libertad al ser (Merkel) la primera alemana oriental en servir a una Alemania unida como canciller". Incluso, el ex mandatario la describe en sus memorias como una dirigente "fiable, honesta, intelectualmente precisa" y como una "bella persona".
Esas palabras no quedaron en vano tras la llegada de Donald Trump y la consumación del Brexit, que ha sido entronizada por la prensa y muchos políticos como la "líder del mundo libre" ante el ascenso de los populismos.
Además, siempre fue una de las mandatarias más activas dentro del Grupo de los Siete, que reúne a las mayores potencias del mundo, ya que
estuvo implicada en el conflicto de Crimea, en Ucrania, en la búsqueda de una economía global sin el uso de combustibles fósiles como el carbón "en el transcurso del siglo".
8. La crisis migratoria de Medio Oriente
Su apuesta política más osada la realizó en el otoño de 2015, cuando decidió abrir las puertas a centenares de miles de solicitantes de asilo sirios e iraquíes.
Merkel decide, sin consultar a sus socios europeos, acoger a los refugiados que llegan a Europa en 2015, en una decisión que genera escisiones dentro de los conservadores y que capitaliza la ultraderecha, con un discurso islamófobo y racista.
Pese a los temores de la opinión pública, prometió integrarlos y protegerlos. "¡Lo lograremos!", aseguró Merkel en el momento en que la presión sobre las autoridades y las estructuras de acogida está al límite. Se trata quizá de la frase más sorprendente pronunciada por la canciller, bastante reacia a los discursos apasionados.
Pero no logra crear un mecanismo para el reparto de refugiados en Europa y, pese a que la apuesta humanitaria es bien recibida en Alemania al comienzo, la reacción conduce al fortalecimiento de la ultraderecha.
El líder de la CSU, Horst Seehofer, mostró un desprecio público a la canciller con sus críticas a su política de refugiados. La disputa se intensifica una y otra vez a lo largo de los años.
9. El ascenso de la ultraderecha con Alternativa para Alemania
La crisis migratoria de 2015, en que Alemania recibió a un millón de refugiados, dio un impulso al partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AFD), que en 2013 había quedado a las puertas del Bundestag, se convirtió en tercera fuerza nacional en 2017, rompiendo así un tabú de la posguerra.
El miedo irracional al islam y a los diversos atentados terroristas — principalmente el de Francia en noviembre de 2015— provocó un incremento en el rechazo a los migrantes y el ascenso de la ultraderecha en varios países de la Unión Europea.
Esto también llevó a una crisis de popularidad de la canciller, incluso que la puso en riesgo de perder el Bundestag, pero alcanzaron a
recuperarse con la caída del número de refugiados tras el acuerdo sobre migrantes firmado entre la Unión Europea y Turquía en 2016.
10. Vladimir Putin y el gasoducto Nord Stream 2
La relación entre Alemania y Rusia han sido uno de los sellos del pragmatismo de Merkel, ya que pese a las diferencias entre ambos mandatarios, siempre hubo una relativa relación de intereses económicos, principalmente por el gasoducto Nord Stream 2.
Después de más de tres años de obras, el gasoducto Nord Stream 2, cuya culminación fue anunciada el pasado 10 de septiembre, está listo para entrar en funcionamiento. Fue el centro de una batalla geopolítica y económica, enfrentó a Estados Unidos y a Alemania, principal promotor del proyecto, pero también a los europeos entre así, además de a Rusia y a Ucrania.
Merkel cultivó las relaciones con Rusia y con su presidente, Vladimir Putin, pero esto no impidió los escándalos de espionaje, la anexión de Crimea o el envenenamiento del opositor Alexéi Navalni, así como el avance del controvertido proyecto ruso del gasoducto Nord Stream 2.
Su balance en política exterior es objeto de debate porque el peso geopolítico de Alemania continúa por debajo de su influencia económica. Incluso Merkel también viajó en varias ocasiones a China, aliado comercial indispensable, aunque fue acusada a menudo de anteponer la economía a los derechos humanos.
11. La llegada de Donald Trump y el Brexit
La canciller, conocida por su sangre fría, supo mantener el tipo ante interlocutores que trataban imponer su virilidad como el turco Recep Tayyip Erdogan, el estadunidense Donald Trump o el ruso Vladimir Putin.
Durante la primera visita de Merkel al Trump en marzo de 2017 no hay un apretón de manos para las cámaras en la Casa Blanca, aunque los fotógrafos y la canciller se lo piden al presidente. La relación germano-estadunidense alcanza un punto gélido bajo Trump, también por sus ataques personales contra Merkel, principalmente por asumir su decisión sobre los refugiados.
Trump trata a Alemania principalmente como un competidor y no como un aliado. Tan así, que amenazó con retirar a las tropas estadunidenses, pertenecientes a la OTAN, de Alemania y trasladarlos en otros puntos del continente.
La salida del Reino Unido de la Unión Europea, esto tras el referendo del Brexit, Merkel se convirtió también en un papel fundamental en el diálogo entre Londres y Bruselas para acordar una salida pactada, principalmente por el tema en la frontera con Irlanda, quien también es miembro.
12. La eventual derrota en 2017 y su anuncio de despedida
La canciller de 67 años, que gobierna la primera economía europea desde 2005, anunció hace tiempo que no volvería a presentarse. Desde octubre de 2018, cuando su CDU sufrió un revés electoral en la región de Hesse, ya explicó que no buscaría un quinto mandato.
El actual será "el último", afirma Merkel, que tampoco quiere seguir una carrera en las instituciones europeas como algunos medios especulaban.
Las elecciones federales de septiembre de 2017 provocaron que las negociaciones para formar gobierno se extendieran durante seis meses, hasta febrero de 2018. En ese entonces, la CDU trató en un primer momento de aliarse con los Verdes y el partido liberal FDP, pero finalmente tuvo que pactar con el SPD.
La ultraderecha de la AfD culpó a Merkel en su derrota electoral de entonces de la "migración ilegal masiva" tras su decisión de 2015 de dejar las fronteras alemanas abiertas a los refugiados que huían de Siria e Irak, así como del "costoso" abandono de la energía nuclear y de los "interminables rescates financieros" a los países del sur de Europa.
13. La pandemia de covid-19
Como símbolo del crepúsculo de su gobierno, unos incontrolables temblores afectaron a Merkel durante unas ceremonias oficiales y generaron dudas sobre la capacidad de esta "casi infatigable" canciller para concluir su cuarto y último mandato.
Pero la pandemia del covid-19 llegó e impulsó su popularidad. Merkel, quien es científica de formación, realizó una gestión casi sin fallas del covid-19 y supo comunicar, con pedagogía y de forma racional, para hacer frente al "mayor desafío", según ella, desde la Segunda Guerra Mundial.
El confinamiento, que le recordó su vida en la antigua Alemania Oriental, constituyó, a su juicio, "una de las decisiones más difíciles" en sus 16 años en el poder. Alemania registró una situación menos dramática que gran parte de sus vecinos europeos, a pesar de una segunda ola mortífera en el otoño boreal de 2020.
La pandemia y sus consecuencias económicas y sociales dramáticas también le han permitido a "Mutti" ("mamá"), como la llaman cariñosamente muchos alemanes, adaptarse a la crisis cambiando de paradigma. Incluso se oyeron voces durante la pandemia que reclamaban un quinto mandato, pero la primera mujer en dirigir Alemania lo descartó de plano.
14. El retorno de los demócratas en EU
Tras años agotadores con Trump y a pesar de diversas diferencias, Merkel y Joe Biden —el cuarto presidente estadunidense de su mandato— destacaron la amistad entre Alemania y Estados Unidos, en que incluso hubo un "último" encuentro bilateral en julio pasado.
En la Casa Blanca manifestaron su promesa de mantenerse unidos para evitar "la agresión" de Rusia aunque han manifestado sus discrepancias respecto al proyecto del gasoducto Nord Stream 2.
También representó el respaldo de Biden a la eventual salida de Merkel, la "querida amiga" como la llama, en que reconoció "la naturaleza histórica" del mandato de Merkel como "primera mujer canciller" y por su larga trayectoria.
"Ella conoce el Despacho Oval tan bien como yo (...) y, en este tiempo, la amistad y la cooperación entre Alemania y Estados Unidos se ha fortalecido cada vez más", dijo Biden en su momento.
Ambas naciones mostraron su "compromiso de estrechar la cooperación bilateral para promover la paz, la seguridad y la prosperidad en todo el mundo". En ese momento, también Merkel recibió el doctorado honorífico de la Universidad Johns Hopkins de Washington.
"La base de nuestra relación es un compromiso compartido con los principios, valores e instituciones democráticos", se lee en el comunicado, y se han referido a la defensa contra "la interferencia extrajera" y a preservar las "libertades económicas" así como la "integridad" de Europa.
15. Las inundaciones en Europa
Merkel tuvo que enfrentar un último reto como canciller: las fuertes inundaciones en Alemania y Bélgica en julio pasado, en el que murieron más de 200 personas. Los expertos calificaron el desastre natural como un "suceso único en este siglo", ya que superaron con creces los registros anteriores, esto atribuido a la crisis climática.
Logró que el gobierno alemán aprobara un paquete de emergencia por valor de 400 millones de euros, dividido entre el la autoridad federal y los estados regionales para paliar algunas de las consecuencias de las inundaciones acaecidas la semana pasada en el oeste del país.
Además, Merkel visitó una sala donde se recogieron suministros donados para ayudar a los afectados, dialogó con efectivos de los equipos de rescate y con los habitantes de Bad Münstereifel.
Luego recorrió las calles para hacerse una impresión de la catástrofe, acompañada por el entonces primer ministro de Renania del Norte-Westfalia, Armin Laschet, que ya era el conservador para sucederla en el cargo en las próximas elecciones generales.
16. Las elecciones de su salida
Merkel había hecho balance de sus 16 años de mandato en la que posiblemente fue su última comparecencia ante los medios y destacó el carácter internacional de las crisis que tuvo que afrontar al frente del Gobierno.
"Lo que siempre ha marcado mi mandato es que no podemos superar nuestros retos solo con políticas nacionales, sino que formamos parte de un todo global, y eso es también lo que vemos con el clima", dijo Merkel, a la prensa al mencionar al cambio climático como una de las cinco grandes crisis a las que se enfrentó como jefa del Gobierno alemán.
En mayo ya había afirmado que se retiraba de la política con una sola ambición: que no se diga de ella que ha sido "perezosa".
Las elecciones del pasado 27 de septiembre estuvieron principalmente marcados por la agenda climática. Una de las principales promesas de Armin Laschet fue
arremeter contra los obstáculos burocráticos que frenan la realización de proyectos relacionados con el desarrollo sostenible."En temas importantes, como la política climática, la prioridad para Alemania es recuperar su fuerza económica después de la pandemia", dijo durante su mitin de Bremen, bajo los abucheos de un grupo de militantes radicales que le tachan de "peor opción para el clima".
Tras el resultado de las elecciones, en que ganaron los socialdemócratas del vicecanciller Olaf Scholz, Merkel un espaldarazo a la oposición al felicitarle por su victoria en las elecciones legislativas, esto antes de que iniciaran las negociaciones para una alianza entre el centroizquierda, los verdes y los liberales con el fin de formar gobierno.
Sin embargo, tras la derrota, en las filas de los conservadores se ha desatado una crisis interna, en que el propio Laschet dio un paso al frente afirmando estar diciendo que está dispuesto a dejar la jefatura de la Unión Demócrata Cristiana (CDU).
"Vamos a abordar rápidamente el tema del nuevo equipo de la CDU, desde el presidente hasta la dirección del partido y el comité ejecutivo federal", aseguró en Berlín, cuando lleva menos de un año en el cargo.
Laschet, de 60 años, conocido por su tenacidad, aclaró que pedirá la celebración de un congreso de la CDU para decidir "sobre el futuro y la reorganización" al frente del partido. No especificó cuándo ni dónde.
"Desde la retirada de Angela Merkel de la presidencia del partido tenemos un debate incesante" en torno a la dirección, dijo.
Según el diario Bild, el congreso podría celebrarse en diciembre en Dresde. En cuanto se forme el nuevo gobierno en el Bundestag, Merkel permanecerá en el cargo hasta que sea formalmente designado Olaf Scholz como el nuevo canciller si avanzan las negociaciones.
dmr