El primer ministro francés, Edouard Philippe, anunció ayer un plan para prohibir la participación en manifestaciones no autorizadas, en el marco de las medidas gubernamentales para tratar de poner fin a siete semanas de violencia durante las protestas de los chalecos amarillos.
Philippe anunció una próxima ley para aumentar sanciones contra los agitadores y las manifestaciones no declaradas, tras los desbordamientos violentos ocurridos durante la octava jornada de los chalecos amarillos el pasado sábado, y prometió para el próximo fin de semana un dispositivo de seguridad “considerable”.
“En muchas ciudades de Francia, las manifestaciones se llevaron a cabo de manera pacífica, pero no podemos aceptar que algunos se aprovechen de esas manifestaciones para desbordar, dañar, quemar. Estos no tendrán nunca la última palabra en nuestro país”, afirmó el premier en el noticiero de nocturno de la cadena TF1.
Esta nueva ley aumentará el arsenal represivo al crear un dispositivo que prohíbe el acceso a las manifestaciones a los agitadores identificados, con la creación de un fichero especial, añadió.
“Puede ser presentada y discutida por la Asamblea Nacional a inicios de febrero”, afirmó Philippe, y subrayó que el Senado, controlado por la oposición de derecha, votó una “proposición similar” en octubre.
El texto busca sancionar con mayor firmeza a quienes organizan manifestaciones no declaradas y a transformar en delito el ocultar el rostro durante una manifestación, lo que ahora solo era una infracción.
El gobierno quiere reforzar el principio de que el “destructor paga”, imputándole a quien cometa el delito el pago de los daños, según Philippe.
En un discurso ante las fuerzas de seguridad, el ministro francés del Interior, Christophe Castaner, ya había anunciado ayer que el gobierno opondrá “la ultrafirmeza a la ultraviolencia”.
Aliados italianos
Los dos líderes políticos del gobierno populista italiano aportaron ayer de manera espectacular su apoyo a los chalecos amarillos en Francia, exaltando el nacimiento de una “Nueva Europa”.
El viceprimer ministro Luigi Di Maio, líder del Movimiento Cinco Estrellas (M5S, antisistema) invitó a los chalecos amarillos a “no ceder” en su lucha a través de un texto escrito en el blog del partido.
“Yo apoyo a los ciudadanos honestos que protestas contra un presidente que gobierno contra su pueblo”, afirmó el otro viceprimer ministro italiano, Matteo Salvini, jefe de la Liga (extrema derecha), aunque condenó con “total firmeza” la violencia en las últimas manifestaciones e Francia.
Pero más tarde volvió sobre el tema y fue más contundente al desear la salida del presidente francés, Emmanuel Macron. “¡Cuanto antes llegue a casa, mejor será!”, dijo ante la prensa. Más que el apoyo a los chalecos amarillos, Salvini busca sobre todo atacar al mandatario galo, su principal “enemigo” antes de las elecciones europeas de mayo.
Di Maio había expresado poco antes su apoyo a los chalecos amarillos con mayor entusiasmo.
Aunque también condenó los actos violentos, ofreció ayuda de su movimiento, particularmente de su plataforma en internet Rousseau, para “organizar eventos en el territorio” o incluso “escoger candidatos” y “definir el programa electoral” a través de su sistema de voto.
“El gobierno de Macron no está a la altura de las expectativas y algunas políticas implementadas son realmente peligrosas, no solo para los franceses, sino también para Europa”, agregó Di Maio.
“Nace una Nueva Europa: la de los chalecos amarillos, la de los movimientos, la de la democracia directa. Es una dura batalla que podemos enfrentar juntos. Pero, ustedes chalecos amarillos, ¡no se debiliten!”, concluyó Di Maio, quien ya lanzó la campaña del M5S para las elecciones europeas.
Este movimiento surgió en protesta contra el alza del precio de los combustibles, para luego defender reivindicaciones más amplias, relativas a los impuestos o al derecho a un referendo de iniciativa ciudadana.
Debilitado por esta protesta, Macron, anunció el 10 de diciembre una serie de medidas –como el aumento de 100 euros del salario mínimo– y prometió, una vuelta al “orden republicano”.