Con tradicionales tatuajes en cara y manos, Seqininnguaq Lynge Poulsen se siente orgullosa de ser inuit y forma parte de una generación en busca una nueva identidad cultural con miras, en el futuro, a una independencia de Groenlandia.
En esta inmensa isla del Ártico, un territorio autónomo danés donde el martes se celebran elecciones legislativas anticipadas, casi el 40 por ciento de los 56 mil habitantes tiene menos de 25 años.
Una juventud confrontada desde hace tiempo a problemas sociales (abusos sexuales, violencia, suicidios, alcoholismo). Pero también a una pérdida de identidad ante la modernización a marcha forzada de las comunidades tradicionales, durante y después de la colonización danesa, que terminó oficialmente en 1953.
Seqininnguaq ("bonito sol" en groenlandés) representa a su nación en distintas instancias internacionales y se ha convertido en una de las encarnaciones de lo que los investigadores denominan una "renovación" inuit.
"Estamos asistiendo a una renovación cultural en el contexto de los problemas planteados por el cambio climático (...) La filosofía, los valores de la cultura indígena se están popularizando mucho", confirma Peter Berliner, profesor de ciencias sociales de la Universidad de Groenlandia y experto en la juventud local.
Seqininnguaq lleva tatuajes desde hace más de un año, como muestra de reconocimiento a su cultura y antepasados. Antes de la colonización estos tatuajes celebraban las etapas de la vida.
"Quería mostrar al resto del mundo lo orgullosa que estoy de ser inuit", explica esta habitante de Nuuk, la pequeña capital de Groenlandia de 18 mil habitantes. "Creo que debemos emanciparnos para estar mentalmente preparados para la independencia", estima.
La joven considera que hay que "descolonizar" el sistema, es decir "adaptarlo a nuestra forma de hacer y de pensar. Esto es una gran realidad en el sistema escolar, que es demasiado occidental". Actualmente, uno de cada dos groenlandeses llega a la universidad.
En la campaña electoral, "el sistema educativo debería ser el tema de discusión número uno. No está para nada adaptado", añade Morten Boller.
Con 21 años este habitante de Kangerlussuaq acaba de terminar el bachillerato y comenzará una formación en Nuuk para trabajar en un aeropuerto, ahora que Groenlandia refuerza la infraestructura aeroportuaria para atraer a turistas e inversores.
Al igual que él, muchos de los jóvenes que quieren seguir estudiando se ven obligados a abandonar sus pueblos y con frecuencia a partir a Dinamarca.
"No tenemos suficientes personas diplomadas aquí y esta es también la razón por la que perdura esta mentalidad de víctima-ayudante con Dinamarca", sostiene Seqininnguaq, que también se plantea estudiar en el extranjero pero con la intención de volver a Groenlandia.
El economista Birger Poppel aboga por "revitalizar" el sistema educativo, pero teniendo en cuenta "el aprendizaje de los niños traumatizados por abusos y la negligencia".
Las problemáticas en Groenlandia
En Groenlandia más de una de cada tres personas ha sido víctima de abuso sexual, sobre todo durante la infancia. Estos delitos, vinculados con frecuencia al consumo de alcohol y drogas, tienden a disminuir desde un programa lanzado en 2018 por las autoridades locales con el apoyo de Copenhague.
Pero siguen siendo demasiado frecuentes en los hogares más pobres y en regiones de difícil acceso, subraya Berliner.
"La brecha entre ricos y pobres está al mismo nivel que en Estados Unidos, muy lejos de la de los países nórdicos", señala el experto.
La isla también tiene una de las tasas de suicidio más altas del mundo, uno por cada mil habitantes en promedio cada año, muchos de ellos jóvenes, según un informe del Nordic Welfare Center.
"A causa de la modernización, muchos groenlandeses se perdieron, pequeños pueblos y aldeas fueron cerrados. La gente tuvo que dejar sus casas, trabajar para nuevas industrias y cada vez se dedican menos a la caza o a la cosecha", resume la politóloga groenlandesa Nauja Bianco.
Para ella, el entusiasmo de la juventud sobre el papel de la herencia colonial es muy positivo: "Los jóvenes están más dispuestos y abiertos a debatir e investigar sobre el impacto de la colonización danesa", considera.
Morten es más escéptico. "La gente que se queja de la opresión danesa me fastidia. Lo entiendo en parte, pero no ven las ventajas que nos aporta Dinamarca, pongamos el caso de la vacuna contra el coronavirus, nos la dan gratis", afirmó.
Groenlandia celebra el martes elecciones al Parlamento, unos comicios con tintes de referéndum sobre un polémico proyecto minero y sobre la diversificación económica de la isla más grande del mundo, especialmente golpeada por el cambio climático.
La situación geográfica de Groenlandia supone un verdadero desafío para las grandes potencias, como quedó patente en 2019 cuando el entonces presidente estadunidense, Donald Trump, se ofreció a comprarla.
Y es que, si bien Groenlandia no está en venta, su gobierno local intenta atraer a inversores extranjeros, elemento clave de cara a una posible independencia.
En febrero, la cuestión de la explotación de unos yacimientos de tierras raras y de uranio de Kuannersuit, en el sur de la isla, por parte de una empresa australiana con capital chino, provocó una crisis política que dio lugar a la convocatoria anticipada de elecciones, en las que siete formaciones se disputan los 31 escaños del parlamento local, el Intsisartut.
Por un lado, a favor de la explotación del yacimiento está el mayor partido, Siumut, formación socialdemócrata que ha gobernado de forma casi ininterrumpida desde que la isla obtuvo su independencia burocrática, en 1979, pero que está a la zaga en los sondeos.
Por otro, el partido Inuit (IA), de izquierdas y ecologista y al que las encuestas dan como ganador, se opone a esa explotación, sobre todo por razones medioambientales.
El rechazo a la explotación minera en el ártico
"Hay que decir no a la mina y permitirnos desarrollar nuestro país a nuestra manera. En Groenlandia tenemos aire puro, una naturaleza bien conservada, vivimos en armonía con la naturaleza y no vamos a contaminarla", afirmó la diputada de IA Mariane Paviasen, quien vive en Narsaq, de mil 500 habitantes, donde se explotaría la mina durante 37 años si las autoridades aprobaran el proyecto.
Groenlandia tiene competencia sobre sus recursos mineros desde 2009. Un año después, Greenland Minerals obtuvo una licencia de exploración del yacimiento, pero todavía falta una autorización de las autoridades locales y nacionales.
Para Erik Jensen, presidente del Siumut, la mina "significaría mucho para el desarrollo de la economía de Groenlandia", al permitirle diversificar sus ingresos.
Con todo, el proyecto, situado en el único territorio agrícola de Groenlandia, despierta pasiones encontradas.
"La población de Narsaq [...] tiene la impresión de que se vería obligada a marcharse, así que la cuestión pasa a ser: '¿cómo legitimar el cierre de una ciudad?', lo que recuerda a la época colonial", explicó la politóloga Nauja Bianco.
En cuanto a los nuevos recursos financieros, "no es una solución milagro", subrayó Birger Poppel, profesor de la Universidad de Groenlandia.
Aunque el proyecto podría reportar cerca de 200 millones de euros (235 millones de dólares) de recursos presupuestarios, según Greenland Minerales, también haría que Dinamarca redujera su subvención anual a la mitad, pues los ingresos se compartirían con el Estado danés, explicó el especialista.
El sentimiento independentista de Groenlandia
Copenhague asegura que no se opone a la independencia, pero emanciparse totalmente privaría a Groenlandia de los generosos subsidios daneses, más de 611 millones de dólares, es decir, un tercio de su presupuesto.
Sin embargo, Groenlandia podría optar por otros proyectos para impulsar su desarrollo económico, como la exportación de arena o de abonos naturales, el turismo o la agricultura en el sur, recordó Mikaa Mered, especialista en los polos de SciencesPo Paris.
La pesca, que actualmente representa el grueso del PIB local, y el 90 por cietno de sus exportaciones, continúa creciendo. El sector, próspero, parece beneficiarse del cambio climático, gracias a una diversificación de las capturas.
"Me encanta ser pescador independiente", declaró Lars Heilmann, de 27 años, que pesca fletán para exportar. De las elecciones sólo espera "que aumenten las cuotas en el fiordo de Nuuk".
Mientras que en su día a día el cambio climático todavía se ha "manifestado poco", los cazadores y las pequeñas comunidades costeras lo están sufriendo, pues afecta a los desplazamientos de los animales salvajes.
Desde los años 1990, el cambio climático es dos veces más rápido en el polo Norte que en otras partes del globo. Sin embargo, el territorio no firmó el acuerdo de París sobre el clima, algo que el partido Inuit prometió hacer si llega al poder.
Los sondeos acreditan al Inuit un 36 por ciento en la intención de voto y lo ven como ganador, mientras que el Siumut obtendría un 23.2 por cietno. Pero el resultado de las elecciones sigue siendo incierto, pues al mismo tiempo habrá comicios municipales y el Siumut tiene arraigo en las regiones.
dmr