Iñaki Urdangarin: de 'yerno ideal' del rey a futuro recluso

"Es buenísimo; un hombre atento, cortés, bien educado", dijo en su momento la reina Sofía sobre el esposo de su hija Cristina, quien hoy fue condenado a casi 6 años de cárcel.

Urdangarin, a su llegada al tribunal en Palma de Mallorca el pasado 23 de febrero
AFP
Madrid /

Hace no tantos años era "el yerno ideal" del rey Juan Carlos I, pero ahora el ex jugador olímpico de handball, Iñaki Urdangarin, casado desde 1997 con la infanta Cristina, irá a prisión por corrupción.

Seis años y medio después de su imputación y con otro rey en el trono, su cuñado Felipe VI, el Tribunal Supremo se pronunció en segunda instancia contra Urdangarin, al que impuso una pena de 5 años y 10 meses de cárcel por malversar varios millones de euros de dinero público a través de la fundación Nóos que presidía.

La infanta Cristina y su esposo, Iñaki Urdangarin, después de un juicio en Palma de Mallorca, España, en junio de 2016. (Reuters)

Durante 14 años fue miembro de pleno derecho de la familia real: desde el 4 de octubre de 1997, la fecha de su suntuosa boda con Cristina de Borbón, hasta el 12 de diciembre de 2011, cuando fue declarado persona non grata por la Casa Real y apartado de los actos oficiales por su conducta "poco ejemplar".

Cuatro años después, su joven cuñado, convertido en el rey Felipe VI, le retiraría el título de duque de Palma, otorgado el día de su matrimonio.

Deportista de éxito 

Nacido el 15 de enero de 1968 en la pequeña localidad vasca de Zumárraga, Iñaki es el penúltimo de siete hermanos y hermanas de una familia discreta y apreciada.

De madre belga y padre español, un ingeniero de la industria química y miembro del Partido Nacionalista Vasco fallecido en 2012, Iñaki pasó su infancia en Barcelona, donde se convirtió en deportista de alto nivel.

La Infanta Cristina con su esposo Iñaki Urdangarin en actos oficiales.

Con sus 1.98 metros de estatura, se convirtió en capitán del FC Barcelona de handball y de la selección española, con la que conquistó dos medallas de bronce en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 y de Sídney 2000.

En 1997, cuando se anunció por sorpresa su boda con Cristina, el titular del diario El País resumió así la percepción que de él se tenía: "El chico perfecto".

Al lado de la radiante princesa, el elegante marido de 29 años conservaba todavía un aire juvenil. En la catedral de Barcelona, junto a la flor y nata de la aristocracia internacional, le guiña el ojo a Felipe, 15 días más joven que él.

Golden boy

Don Juan Carlos (1975-2014) se entiende bien con su yerno y lo convierte en su golden boy, asegura Ana Romero, autora de un libro sobre el fin del reinado del monarca emérito y de otro sobre los primeros años del actual rey.

También la reina Sofía lo aprecia: Iñaki "es buenísimo; un hombre atento, cortés, bien educado", le confía a Pilar Urbano, periodista experta en la familia real.

La Infanta Cristina, en un momento del juicio por el caso Nóos, en el tribunal de Palma de Mallorca.

Sin embargo, todo cambia durante su formación en la prestigiosa escuela de negocios ESADE de Barcelona, donde conoce al profesor Diego Torres, su futuro socio de negocios para lo bueno y para lo malo.

En el juicio, ambos fueron condenados por malversar seis millones de euros a través del Instituto Nóos, una fundación sin ánimo de lucro presidida por Urdangarin, que firmó desproporcionados contratos con administraciones públicas y desvió sus ganancias a través de sociedades pantalla.

"Iñaki es buenísimo; un hombre atento, cortés, bien educado"
Reina Sofía

Muestra del nuevo tren de vida de la pareja formada con la infanta, en 2004 se compraron un palacete en Barcelona por seis millones de euros, que luego tuvieron que vender para pagar su fianza judicial.

Cuando el escándalo se empezaba a cocer, aún sin estallar definitivamente, la multinacional española Telefónica contrató oportunamente a Urdangarin, y en 2009 lo trasladó a Washington a petición de Juan Carlos I.

Iñaki Urdangarin aparece en una pantalla en la sala de prensa, durante el interrogatorio en el juicio que se desarrolla en Palma de Mallorca.

La pregunta que se hacía el país era: ¿por qué un hombre que lo tenía todo se aventuró en esos turbios negocios? "Algunos dicen que él no quería ser un muñeco", y que quiso "ganar mucho dinero, tener mucho éxito, demostrar a la familia real que era un tipo bien", agrega Romero.

No obstante, también hay otras teorías: "Un tipo muy inocente, ligero, con una inteligencia limitada que cayó en manos de un tipo sin escrúpulos" o simplemente un "codicioso, un avaricioso".

A Urdangarin todavía le queda la posibilidad de recurrir al Tribunal Constitucional para tratar de eludir la prisión, pero la misma vinculación real que lo encumbró jugará ahora en su contra.

"La expectativa es que entre" en prisión, comenta Ana Romero tras conocerse la decisión del Supremo este martes. Si no entra, "la reacción va a ser muy desfavorable y muy negativa para la Corona, porque la gente diría que no va por ser el cuñado del Rey".

gcc

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