Voto, aperitivo y comilona. Así fue ayer para los madrileños tras votar en unas nuevas elecciones para elegir presidente. Las terceras en los últimos cuatro años.
“Somos expertos en esto ya”, presumía entre carcajadas Jorge Manzo, un ingeniero de caminos al que cuando se le pasó la risa admitió que el panorama político le parecía “preocupante” porque tantas elecciones en tan pocos años es un récord que habla mal de la nación.
“Demuestra inestabilidad y eso repercute en todos sentidos, más en los famosos mercados económicos”, señaló antes de entrar a votar en el Colegio Gabriel Mistral, uno de los más activos en la jornada.
En España, contrario a México, u otros países europeos, nadie dice a quién vota. “Es un secreto que a veces no se sabe ni en la propia familia”, señaló Jimena Ruiz, propietaria de una farmacia.
Con todo y eso, desde la noche del sábado se empezó a gestar el plan “domingo-elecciones”. Primero votar, después quedar con amigos a tomar el aperitivo y, ya puestos, seguir con la comida...
Los bares y restaurantes parecían que festejaban más bien el Día de la Madre, gente por todos lados, esperando en fila para ser atendida. No ocurrió eso en los últimos comicios. Esta vez se notó mucha actividad en las calles, los españoles estaban deseosos de votar y eso se reflejó también en las estadísticas respecto a otras elecciones.
El colegio por momentos resultó insuficiente para la parroquia, porque aquí también se acostumbra ir a votar en familia, con hijos, abuelas y hasta mascotas.
Ayer fue el primer día de incipiente calor que ha roto el largo invierno en España. Los 25 grados lo resintieron más los abuelos, pese a estar acostumbrados a los 42 que marca el termómetro en verano.
En cualquier caso, y con todo lo que se ha jugado políticamente en estas elecciones, los españoles no perdieron el buen humor, las ganas de bullicio.
“Si te vienes abajo es peor. Esto es lo que hay y pues a tirar”, comentó el profesor Javier García, mientras bebía cerveza y el camarero le servía una nueva ración de paella en la abarrotada terraza.
A las 20:00 horas cerraron los colegios electorales y los bares y restaurantes seguían repletos. El buen ambiente continuó hasta muy noche, eso sí, disfrutando el Rayo Vallecano-Real Madrid y olvidándose por un momento de los políticos a los que ahora les vienen días o semanas para pactar y poder nombrar al presidente del país.