La “juez pitonisa” que no supo adivinar su futuro

LA ALDEA

La “inquieta” magistrada enfrenta problemas con las autoridades judiciales españolas pues además de trabajar en tribunales, lee las cartas e incluso, por hobby, fue stripper.

María Jesús García Pérez enfrenta a una suspensión de al menos 3 años. (Especial)
José Antonio López
Madrid /

Así es ella: juez, pitonisa y stripper. Se llama María Jesús García Pérez, una mujer de 55 años, pluriempleada y que —dice— ha tenido que compaginar su profesión judicial en Lugo (Galicia) debido a que las cartas le auguran un “negro futuro”, al menos como magistrada.

El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) de España expedientó a la conocida aquí como la “juez pitonisa” porque cobra por echar las cartas, por tener la virtud de ser “vidente” pero que, paradójicamente, no supo adivinar el futuro que ahora le espera con una posible suspensión profesional de tres años o más.

Esta mujer, de rubia cabellera, y de curvas trabajadas en constantes rutinas de gimnasio, es titular del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de Lugo, y cuenta con una trayectoria llena de curiosos pluriempleos.

En Las Palmas de Gran Canaria fue expedientada por hacer striptease en un club nocturno. De aquella sanción, investigada en 2001, se libró porque dijo que lo hacía por hobby, sin cobrar y en sus ratos libres.

Hobby de su señoría derivado de una suspensión de un año y seis meses por un caso que llevó en ese juzgado y ante el paro, optó por convertirse en stripper. “Me habían echado a la calle, y como siempre he sido de mucho deporte, pues...”, confesó.

Se sospecha que el aspecto físico debe ser una de sus preocupaciones, pues en 1999 el CGPJ le impuso un año de suspensión por una falta muy grave: no acudir al juzgado cuando estaba de guardia para tramitar la puesta disposición judicial de un detenido. García Pérez lo explicó diciendo que estaba en el gimnasio. Vamos, que tenía otras prioridades.

Otra de sus particularidades, denunciada por varias personas en Galicia, es que solía acudir a los juicios acompañada de su gato, al que no soltaba en ningún momento, ni siquiera a la hora de dictar sentencia.

Conocedora de los temas judiciales, la “juez pitonisa” confía en librarse de este nuevo expediente porque el trabajo de tarotista no se encuentra entre las actividades prohibidas a los magistrados.

En principio, los magistrados tienen un régimen muy severo de incompatibilidades y solo pueden dedicarse a la docencia, la investigación, el arte, la literatura y la administración de empresas familiares. Tienen prohibidas las “actividades mercantiles”, es decir, cobrar por hacerlo.

García Pérez ha tenido destinos en toda España, de Galicia a Canarias, y sus rarezas habían llamado antes la atención al promotor de la Acción Disciplinaria en el órgano de gobierno de los jueces.

Fue investigada por fumar en la sala de vistas en Bilbao y por comentarios ofensivos hacia las víctimas de la violencia de género vertidos, precisamente, cuando era titular de un Juzgado de Violencia contra la Mujer en Santander.

En los volantes que obran en poder del CGPJ se anuncia como tarotista y vidente por un “precio económico” de 20 euros, sin límite de tiempo en consulta. Ella misma colocaba los papelitos en los parabrisas de los coches y en los bares situados en torno a los juzgados de Lugo, delante de todos sus compañeros y funcionarios judiciales. El pudor no es lo suyo.

La magistrada, que llegó al ámbito judicial tras una carrera universitaria respaldada por buenas calificaciones, concedió una entrevista al periódico La Voz de Galicia en la que valoró el hecho de que el CGPJ la investigue por sus prácticas como vidente.

“¿Consultó el tarot para saber cómo le va a ir?”, le preguntaron; a lo que García respondió que sí. “¿Y qué le dijo?”, insistió el reportero. Su respuesta fue tajante: “Que mi futuro dentro de la justicia es bastante malo”.

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