El uso del cannabis con fines no medicinales contraviene los tratados internacionales de fiscalización de drogas y es un riesgo para la salud, advirtió la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) en su informe sobre 2018.
"La aplicación universal y plena de los tratados corre un grave peligro, porque algunos Estados parte, como Canadá y Uruguay (así como varios estados de los Estados Unidos), han legalizado el consumo de cannabis con fines no médicos", indicó.
"Las medidas adoptadas por esos países y jurisdicciones estatales pueden socavar los tratados. Además, pueden alentar a otros Estados parte a seguir su ejemplo y usarlo para justificar sus propias acciones", agregó.
De acuerdo con la normativa internacional, el uso del cannabis está limitado a fines médicos y científicos, indicó el órgano de la ONU encargado de vigilar el cumplimiento de los tratados contra las drogas.
Sin embargo, en 2013, Uruguay legalizó el uso del cannabis con fines no médicos, permitió su venta en farmacias y autorizó el establecimiento de clubes de cultivadores y la producción en el hogar por los consumidores; y en 2018, Canadá legalizó la producción comercial y la venta sin fines médicos a adultos.
La JIFE advirtió que el consumo de cannabis aumentó entre los adultos mayores de 21 años en los Estados que liberalizaron el uso con fines médicos, y existen tasas más altas de consumo diario y de uso indebido y dependencia, según datos de quienes solicitan tratamiento por trastornos relacionados con este consumo.
Para el organismo, la legalización del consumo de cannabis reduce los riesgos percibidos y la reprobación social de su consumo, y conlleva un desvío de esa droga a la población menor de edad que no puede comprarla de forma legal.
El informe, elaborado con respaldo de académicos y algunos informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), recordó que el cannabis es una droga perjudicial para la salud, en especial para los jóvenes, y se ha asociado con la pérdida de memoria y de atención, e incluso con trastornos psicóticos.
"Creo que es un informe pionero porque en la JIFE por primera vez le estamos 'poniendo el cascabel al gato' y estamos abriendo o cerrando y zanjando (...) un debate desde el punto de vista jurídico sobre lo que se puede y lo que no se puede hacer”, dijo Luis Otarola, miembro de la Junta, a Noticias ONU.
De acuerdo con el informe, existen metodologías y marcos jurídicos muy claros para los países que han legalizado el cannabis con fines medicinales que no siempre se están respetando, lo que conlleva al aumento de su consumo con fines recreativos.
Señaló que en diversas regiones del mundo se usa gran variedad de preparados que contienen cannabinoides para ofrecer diferentes formas farmacéuticas y concentraciones de ingredientes activos y psicoactivos con diversas vías de administración, a menudo sin pruebas de su acción terapéutica.
Recomendó a los países que adopten medidas para impedir el cultivo no autorizado de plantas de cannabis y que incauten los cultivos ilícitos y los destruyan; que todos los programas de consumo con fines médicos se elaboren y apliquen bajo la plena autoridad del Estado.
Además de que se debe verificar que la cannabis sea recetada por profesionales médicos competentes de conformidad con la buena práctica médica y sobre la base de pruebas científicas sólidas.
jamj