Policía y manifestantes se enfrentaron este sábado en Barcelona, por quinta noche consecutiva, en el marco de las protestas en defensa del rapero Pablo Hasél, encarcelado esta semana, que sacaron a miles de personas a las calles del país.
Los altercados estallaron el martes de noche en Cataluña, horas después del ingreso en prisión de Pablo Hasél, de 32 años, condenado a nueve meses por unos tuits en los que insultaba a la monarquía española y la policía y ensalzaba a personas implicadas en delitos de terrorismo.
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Uno de esos tuits calificaba al rey Juan Carlos I de "mafioso", elogiaba a personas implicadas en atentados y acusaba a la policía de matar y torturar a migrantes y manifestantes.
Desde entonces, se han celebrado manifestaciones cada noche, que han derivado en disturbios con la policía, primero en la región de Cataluña, de la que es oriundo Hasél, que se acabaron extendiendo a Madrid y a otros lugares.
Miles de manifestantes empezaron a concentrarse a las 19:00 horas locales en Barcelona, pero los choques estallaron cuando empezaron a marchar hacia las comisarías de policía.
"Creo que España está tomando una deriva represora muy preocupante, no solo por el caso Hasél, sino que ya hay muchos casos así", declaró Avi Pérez, un trabajador de hotel en desempleo temporal, de 25 años. "La violencia no se puede defender, pero también es verdad que la protesta puramente pacífica tampoco no nos ha llevado a ningún lugar", agregó.
La mayoría de los concentrados en Barcelona eran jóvenes, aunque también asistieron ciudadanos de mayor edad.
Para Josep María Arnal, un jubilado de 69 años, el caso de Pablo Hasél "es la punta del iceberg". "Detrás hay un problema mucho mayor de libertad de expresión, precariedad laboral, problemas de acceso a la vivienda, que lleva a la juventud al límite", denunció. "Yo no conozco a Hasél, el rap me ha pillado (agarrado) mayor, pero no se trata de si me gusta o no, tiene libertad para decirlo y no acabar entre rejas, eso debería ser libertad de expresión", recalcó.
Por la noche, los manifestantes lanzaron botellas, latas y petardos contra los agentes, que cargaron contra ellos. Otros se dirigieron hacia el Passeig de Gràcia (Paseo de Gracia) una importante avenida comercial, y saquearon tiendas como Nike, Versace, Tommy Hilfiger, Hugo Boss y Diesel.
También atacaron el edificio de la Bolsa de Barcelona e incendiaron varias motos. Los Mossos d'Esquadra, la policía regional de Cataluña, indicó que 11 personas fueron arrestadas en toda la región, 8 en Barcelona. Según los servicios de emergencia, las protestas dejaron seis heridos, incluyendo dos en la ciudad mediterránea.
La división por el caso Pablo Hasél
En Madrid, unas 400 personas se congregaron ante una importante presencia policial en el centro de la ciudad, cantando y aplaudiendo.
"¡Pablo Hasél, libertad!", gritaron, mientras un helicóptero sobrevolaba la zona. Al menos 17 furgones policiales fueron desplegados en la céntrica Gran Vía.
Por la tarde, cientos de personas se manifestaron en Málaga, Córdoba y Sevilla, en el sur del país, informaron medios locales, mientras que en las ciudades de Santander y Logroño, en el norte, también se organizaron protestas, que contaron con unos cien participantes cada una.
La detención del rapero ha avivado además en España el debate sobre la libertad de expresión y ha profundizado las diferencias en el seno de la coalición gubernamental, entre los socialistas, del presidente Pedro Sánchez, y el partido de extrema izquierda Unidas Podemos.
Hasta la fecha, más de cien personas han sido arrestadas en el marco de estas protestas, y centenares resultaron heridas en los enfrentamientos, incluyendo muchos agentes de policía y una joven que perdió un ojo tras haber sido alcanzada por un proyectil de foam (balas de un material similar a la goma) lanzado por la policía.
Sin embargo, sus comentarios contra la corona española ha generado división en la sociedad, principalmente por cuestiones ideológicas, ya que también acusan al rapero de haber agredido físicamente a la prensa y de enaltecer el terrorismo que era realizado por ETA.
La condena de Pedro Sánchez a la violencia
El jefe de gobierno español, Pedro Sánchez, condenó el viernes "toda forma de violencia" rompiendo el silencio que observaba desde el martes, mientras se registraron nuevos altercados, sobre todo en Cataluña, motivados por la encarcelación de un rapero.
"La violencia es un ataque a la democracia. En consecuencia, el gobierno de España hará frente a cualquier tipo de violencia", afirmó el dirigente socialista, en un acto en la región de Extremadura, rompiendo un silencio criticado por la oposición de derecha.
La condena del rapero ha puesto en un aprieto al gobierno de Sánchez ya que algunos dirigentes de su socio Unidas Podemos, que han dado su apoyo público a los manifestantes.
"En una democracia plena, y la democracia española es una democracia plena, resulta inadmisible el uso de cualquier uso de violencia", dijo el presidente del gobierno Pedro Sánchez en una mensaje a su socio de coalición.
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, que también es vicepresidente segundo del ejecutivo, había asegurado la semana pasada que en España no hay una "democracia plena".
El sábado está prevista una nueva movilización política en Madrid, donde los altercados del miércoles fueron calificados por el alcalde conservador José Luis Martínez Almeida de "guerrilla urbana".
El ejecutivo socialista se comprometió a revisar el código penal para evitar que este tipo de delitos conlleven penas de prisión.
"La democracia española tiene una tarea pendiente, que es ampliar y mejorar la libertad de expresión", reconoció Sánchez en su discurso.
dmr