El presidente de Francia, Emmanuel Macron, como en 2017, ganó el balotaje electoral contra la misma contrincante, aunque ahora, con cinco años de experiencia liderando la nación, toma un escenario un poco más adverso, en medio de conflictos internos y externos que lo han puesto en palestra en su país.
Cuando tomó poder en 2017, enfrentó duras protestas contra sus reformas, sumado a los controles estrictos ante pandemia del covid-19. Su reelección la intenta establecer ahora en pleno conflicto en Ucrania, en un hecho que ha sido actor fundamental que trató de integrar acuerdos con Rusia para evitar
¿Quién es Emmanuel Macron?
Emmanuel Macron nació en 1977 en Amiens, al norte de Francia, siendo hijo de médicos, con raíces en el sur, se reconoce su predilección por los Pirineos, ya que su abuela materna era de una localidad cercana a la comunidad española de Aragón.
En 1995, se graduó con honores en el prestigioso liceo parisino Henry IV, tras lo cual obtuvo una maestría en Filosofía. Durante sus años universitarios trabajó como asistente editorial del reconocido filósofo francés Paul Ricoeur.
En su época de estudiante ya era "brillante y carismático", "buen orador", "con un perfil a lo Barack Obama", dijo en 2016 Julien Aubert, su compañero de la Escuela Nacional de Administración (ENA), el otrora centro de formación de élites.
Se formó, como tantos otros dirigentes franceses, en la Escuela Nacional de Administración (ENA), un auténtico vivero de la clase gobernante de ese país, una institución tan alabada por su calidad como denostada por el supuesto elitismo de sus egresados.
Para entonces, ya había encontrado al amor de su vida. Con 16 años, se enamoró de su profesora de teatro, Brigitte Trogneux, 24 años mayor y madre de tres hijos, que acabó divorciándose. La mediática pareja que rompe moldes se casó en 2007.
Tras debutar en la Administración como inspector fiscal, pasó en 2008 a la banca de negocios Rothschild, de la que dos años después ya era socio.
De allí volvió al sector público, pero en un nivel muy superior. Primero fue secretario general adjunto del Elíseo y luego ministro de Economía, durante 2014, con el presidente socialista François Hollande, cargo que dejó dos años después para lanzar su camino a gobernar la nación.
Creó un partido a su medida (La República en Marcha, LREM) para ganar el poder Legislativo y logró la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. Pero la formación, carente de implantación territorial, no controla el Senado.
Confrontado en una reciente entrevista con una fotografía de cuando llegó al Elíseo, Macron, con sienes clareadas por las canas que han dejado atrás al hombre que cautivó a Francia en 2017, reconoció con voz melancólica: "Me temo que he cambiado y envejecido un poco. Soy consciente".
La evolución política de Macron tras su mandato
El que entonces era el hombre más joven en llegar a la jefatura del Estado en 2017 con 39 años, ha perdido buena parte de su capital político en su accidentado mandato de cinco años en el Elíseo.
Muy lejos parece haber quedado el político de aspecto juvenil y atractivo, que sedujo a los franceses y pasó de ser casi un desconocido a ocupar la Jefatura del Estado.
Si entonces Macron prometió una "revolución" con transformaciones muy ambiciosas, ahora se contenta con continuar el rumbo emprendido, con reformas como la de las pensiones y unos objetivos, y un tono, mucho más moderados.
La crisis de los "chalecos amarillos" fue su máximo exponente. Esta protesta, surgida en 2018 por el alza de los precios del combustible, se extendió por Francia para denunciar las medidas hacia las clases populares de este exbanquero.
La movilización apuntaló su imagen de "presidente de los ricos" y desconectado de la realidad, que se granjeó con polémicas frases como cuando dijo que en las estaciones de tren "te cruzas con gente que ha tenido éxito y personas que no son nada".
En las otras dos crisis de alcance mundial (la pandemia de coronavirus y los ataques en Ucrania) han pesado mucho en un mandato en el que las controversias no se han pausado.
"Creo que llegué [al poder] con una vitalidad que espero seguir teniendo, y con una voluntad de sacudir" el sistema, se justificó en diciembre durante una entrevista sobre su mandato, en la que reconoció "errores".
A partir de 2020, la pandemia de coronavirus acabó con estas protestas en una nueva Francia de confinamientos y cubrebocas e impulsó el perfil más "jupiterino" de Macron: "Estamos en guerra" contra el covid-19, subrayó entonces.
Fiel a su objetivo de abrir una tercera vía entre conservadores y socialistas, ha combinado medidas de derecha (como la supresión del impuesto sobre la fortuna o la promesa de subir la edad de jubilación) con otras de izquierda (como abundantes subsidios para las capas más sensibles a las alzas de precios de la energía o de los productos básicos).
Pero su medida más destacable fue, posiblemente, la estrategia del "cueste lo que cueste" por la que el Estado inyectó enormes cantidades de dinero para sostener las empresas obligadas a cerrar durante los aislamientos sanitarios de 2020 y 2021 y pagar los salarios de quienes no podían trabajar.
El factor internacional de Macron
Defensor de la lucha contra el cambio climático y de Ucrania tras la invasión, Emmanuel Macron ha ejercido un importante liderazgo tanto en la Unión Europea (UE) como a nivel global, en busca de mantener la destacada posición mundial de Francia.
En la UE ha sido el complemento de Angela Merkel en el eje francoalemán y, tras la marcha de esta, ha asumido un papel protagonista aprovechando la bisoñez exterior del nuevo canciller alemán, Olaf Scholz.
La actual ofensiva rusa en Ucrania representa otra crisis que sacó a relucir el hiperliderazgo del presidente centrista que, pese a fracasar en su intento de evitar la guerra, vio su intención de voto aumentar en los sondeos.
Sin embargo, el auge de la ultraderechista Marine Le Pen amenaza con arrebatarle una victoria que parecía asegurada, en plena polémica sobre el uso masivo de consultorías por parte del gobierno.
El panorama político de Macron en su segundo mandato
Meses antes de llegar al Elíseo hace un lustro, ya advirtió que sería un "presidente jupiterino", una expresión que, según el diccionario Larousse, evoca el "carácter dominador y autoritario" del dios romano Júpiter. Y no defraudó.
Su gestión personalista de la peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial le valió los ataques de la oposición y, pese al recelo inicial de la población, supo ganarse su confianza e imponer polémicas medidas como el pasaporte sanitario.
"Las crisis requieren una hiperpresidencialización (...) En esos momentos, Macron está como pez en el agua", a diferencia de cuando el "mar está en calma", analizaba durante la campaña la periodista Corinne Lhaïk en el diario L'Opinion.
Luego de ganar, el dirigente europeísta deberá completar su ambicioso programa de reformas interrumpido por la pandemia, en la línea de lo recomendado por la Comisión Europea para estabilizar la economía.
Entre sus promesas para transformar Francia figura el "renacimiento" de la energía nuclear, alcanzar la neutralidad de carbono para 2050 y atrasar la edad de jubilación a los 65 años, una reforma contra la que ya se manifestaron miles de personas en 2019 y 2020.