La tradición navideña se impuso en Praga, República Checa, pese del covid-19, con un Santa Claus que cumplió con las medidas de distancia física de manera ingeniosa y entregó regalos a los niños a través de las ventanas de sus vehículos.
En circunstancias normales, San Nicolás, que en la tradición checa está acompañado por un demonio y un ángel, hubiera llamado a los niños del país para entregarles regalos a cambio de una canción o un poema. Esta tradición se remonta a la Edad Media y el día de San Nicolás es celebrado en numerosos países de Europa.
San Nicolás, el predecesor de Santa Claus
San Nicolás de Bari, nacido en Turquía alrededor del año 280, es el santo patrón de marineros, comerciantes, peregrinos y niños, en que repartió a los pobres una parte de las propiedades de sus acaudalados padres tras la muerte de estos. La tradición se había extendido en gran parte de Europa durante la Edad Media.Con la llegada de los holandeses a Nueva Ámsterdam, lo que hoy es Nueva York, se llevaron la costumbre de Sinterklaas, que fue adoptada por los ingleses y que se fue transformando con los siglos gracias la cultura estadunidense y la mercadotecnia a lo que ya conocemos como Santa Claus. En Europa, Santa Claus generalmente llega ante de la Navidad.
Pero este año, con las medidas anticoronavirus que ensombrecen las celebraciones en todo el mundo, la compañía de circo Cirk La Putyka, con sede en Praga, optó por una ingeniosa solución: un servicio de entrega sin necesidad de que las personas bajen de sus vehículos.
"En los últimos nueve meses hemos estado buscando diferentes maneras de llegar al público", explicó el director de la compañía Rosta Novak. "Esto es simplemente otra manera de hacerlo en un momento en el que los teatros no pueden abrir y las bandas no pueden actuar".
En línea con la tradición, los coches primero condujeron hasta el "infierno" con demonios realizando acrobacias y espectáculos de fuego.
Después, se dirigieron al "cielo", con ángeles y finalmente con el propio Santa Claus. Los niños recibieron los regalos en la parada final y muchos de ellos sacaban la cabeza por la ventanilla para disfrutar mejor de la experiencia.
dmr