Jueza de España ordena a familia de Franco la devolución del Pazo de Meirás

Una tribunal de A Coruña ordenó a la familia del dictador Francisco Franco devolver el inmueble, del que se apoderó durante la Guerra Civil española, quien la convirtió en su casa de verano.

El Pazo de Meirás es una reliquia arquitectónica en la región de Galicia. (Especial)
José Antonio López
Madrid /

El histórico y famoso Pazo de Meirás, ubicado en el municipio de Sada en A Coruña no pertenecerá más a la familia del dictador Francisco Franco, debido a que una juez ordenó que lo devuelva al Estado porque se lo apropió de “mala fe” para convertirlo en su fortaleza de verano con ofensivo lujo que en su momento fue remodelado gracias a las cuotas que los vecinos fueron obligados a pagar.

El Juzgado de Primera Instancia N°1 de A Coruña estimó íntegramente la demanda del Estado y condenó a los herederos del dictador a devolver el inmueble inaugurado en 1900, al ver probado que la compraventa por parte de Franco fue una “ficción” para apoderarse de una propiedad, por la que el dictador no pagó en su día ni una peseta, la antigua moneda de España, y que fue mantenida con fondos públicos durante toda la dictadura.

La magistrada coruñesa Marta Canales declaró además a los Franco poseedores de “mala fe”, sin derecho a ser indemnizados por los gastos en los que afirman haber incurrido por la rehabilitación y mantenimiento del pazo desde la muerte del dictador.

Concluyó que el inmueble no fue donado a Franco a título personal, como defienden sus herederos, sino en calidad de “Generalísimo de los Ejércitos y jefe del Estado Nacional”, “Glorioso Caudillo” o “Fundador del nuevo imperio”, como recogen los documentos aportados a la causa judicial.

La juez incidió en el hecho de que en todos los documentos se hacía referencia a la donación al “Caudillo” o “Jefe del Estado”, no a Franco a título personal.

“Con todo lo expuesto, cómo se puede sostener que se trató de un regalo a Franco. No, fue un regalo al "caudillo", desde la génesis misma de esta idea hasta el acto de entrega el 5 de diciembre de 1938. La literalidad de los documentos no arroja dudas”, señaló el documento.

El Pazo de Meirás, añadió, se adquirió mediante cuestaciones, en muchos casos forzosas, algo que los Franco nunca negaron, con aportaciones también de las administraciones y posibles detracciones en nóminas de trabajadores.

En ello coincidieron los historiadores Xosé Manoel Núñez Seixas, Manuel Pérez Lorenzo, Carlos Babío o Emilio Grandío en el juicio, la magistrada incidió en que el objeto de la donación no era otro que el deseo de las élites de la ciudad de tener cerca al dictador durante los meses de verano.

Fue la escritora Emilia Pardo Bazán quien mandó construir el Pazo de Meirás de aspecto medieval. En 1893 se colocó la primera piedra y se inauguró siete años más tarde. Tiene casi 67 mil metros cuadrados y cuenta con una gran extensión de terreno que incluye jardín, huerta, prado y bosque, con casa-palacio y pabellones destinados a diferentes servicios.

El Pazo de Meirás fue inaugurado en 1900, posee la apariencia de un castillo de la era medieval. (Especial)

Tras su fallecimiento, en 1921, sus herederos donaron el edificio a la Compañía de Jesús, en dudosas circunstancias. Más tarde, en plena Guerra Civil y en una Galicia ya sublevada a las tropas falangistas, el gobernador civil de A Coruña, Julio Muñoz Aguilar, y el banquero Pedro Barrié de la Maza encabezaron la Junta Provincial para El Pazo del Caudillo. Una comisión para recaudar fondos y, así, restaurar el edificio para el dictador y su mujer, Carmen Polo.

Pero reformarlo y acondicionarlo a los caprichos del dictador y su esposa costaba mucho dinero. Por eso el organismo pidió donaciones. Llegaron pocas, tan insuficientes que se recurrió a lo forzoso, a lo obligatorio, con tal de satisfacer a Franco. A partir de ese momento, los trabajadores y funcionarios gallegos vieron perder una parte importante de su sueldo sin recibir ningún tipo de explicación.

Además, el Consejo de A Coruña tuvo que aportar el 5 por ciento de la recaudación del impuesto de contribuciones para las reformas del pazo. El movimiento más extremo de intimidación por parte de la dictadura fue la carta de esta comisión para que los alcaldes del área fueran, puerta por puerta, reclamando dinero a sus vecinos.

Pero a los Franco eso les supo a poco, siempre quisieron más. Por eso la familia decidió expropiar los terrenos cercanos para ampliar la finca del Pazo de Meirás. A partir de este momento concluyó la reforma de la conocida residencia de verano del dictador y su mujer, que posteriormente heredaron sus nietos, personajes muy seguidos por la prensa del corazón, que se dedica a ventilar los temas amorosos de esta familia de socialité venida a menos.

La rabia contenida de los vecinos de Sada, que habían pagado con sus salarios la reforma, permaneció en silencio hasta que las siguientes generaciones, ya finalizado el franquismo, comenzaron a planificar su recuperación para el pequeño pueblo gallego y a la vez para toda España.

En el año 2008, el Pazo de Meirás fue declarado Bien de Interés Cultural, pese a la oposición de los Franco. La ley indica que el inmueble debe exhibirse al público durante 4 días al mes como mínimo, les guste o no.

La prensa calificó de “broma macabra” que la Fundación Francisco Franco fuera la encargada de organizar las visitas guiadas al Pazo. Lo hace mediante una ruta en la que no faltan elogios al dictador y a su régimen. El actual gobierno socialista de Pedro Sánchez se ha propuesto ilegalizar dicha fundación.

Tras el fallecimiento de Carmen Franco, e imaginando la que se venía encima, los nietos del dictador pusieron en venta el pazo a través de una empresa especializada en inmuebles de lujo. El precio del anuncio fue de 8 millones de euros. Ofertas las justas. No se vendió.

Ahora, Luis Felipe Utrera Molina, abogado de los Martínez Bordiu-Franco, adelantó, sin dar más detalles, que van a recurrir la decisión judicial que les dejaría sin lo que la familia Franco sigue alegando que el pazo es suyo, aunque como se dice en España todo indica que “ya está todo el pescado vendido” o lo que es mismo: habrán de devolver al Estado lo que nunca les perteneció.

dmr

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