La ‘vieja España’ acoge los restos de Francisco Franco

Exhumación. Más pueblo que barrio, El Pardo fue la sede del gobierno franquista y desde hoy, el sepulcro del dictador.

La basílica de El Valle de los Caídos resguardó por 44 años el ataúd del militar. (EFE)
José Antonio López
Madrid /

El Pardo es un sitio que se ubica a unos 15 kilómetros del centro de Madrid, un paraje natural, en las afueras de esa capital que cuenta con un pequeño cementerio: Mingorrubio, donde reposan ya los restos del dictador Francisco Franco.

En realidad, Franco siempre quiso ser enterrado ahí, pero al entonces joven rey Juan Carlos de Borbón le pareció muy poca cosa, por lo que decidió llevar el cuerpo del dictador al Valle de los Caídos, donde permaneció 44 años, un sitio que éste mandó construir con mano de obra gratuita de los republicanos derrotados.

Por eso, en tono de broma, aquí se dice que el gobierno socialista del presidente en funciones, Pedro Sánchez, le hizo el último “favor” al dictador, al regresarle al sitio donde siempre quiso estar y ubicado a un kilómetro y medio de su antigua casa, el Palacio Real de El Pardo.

Al llegar a El Pardo, pese a su cercanía con la gran ciudad, el visitante se transporta a otra época, a la vieja España. Se trata de un lugar donde predomina la gente de la tercera edad, muchos nostálgicos del franquismo, lleno de banderas españolas por todos lados, rodeado de instalaciones de la Guardia Civil y de la Guardia Real. Un sitio en el que se ven pocos niños en la calle, pocos jóvenes, aunque éstos han empezado a llegar, empujados por la última crisis económica.

La única diversión con la que cuentan en el lugar es dos bares y una zona de pequeño comercio, está también una sucursal bancaria y nada más.

Julio, de 71 años es vecino, y cada día su paseo consiste en caminar un par de kilómetros por la orilla de la carretera hasta llegar al cementerio. Se queja porque esta vez la policía ni siquiera le ha dejado acercarse.

“Hay un retén y no puede entrar nadie, a menos que compruebe que tiene enterrado un familiar”, dijo a propósito de la exhumación que se produjo a menos de un mes de las elecciones generales.

“La verdad, me da igual que hayan traído a Franco aquí. No cambiará en nada mi vida. Eso sí, habrá más movimiento por los turistas, curiosos, y también porque aquí hay mucho franquista que lo es, pero ahora no quiere reconocerlo”, comentó.

La nomenclatura de las calles de Mingorrubio es curiosa, rancia: Heroísmo es paralela a Fortaleza, ambas cruzadas por Batallón, Fortín y Escuadrón.

Isabel, de 62 años, muestra su enojo con el gobierno socialista de Sánchez: “No sé lo que ganó esa gentuza con traerlo aquí (a Franco). Hay cosas mucho más importantes en España que esto. Deberían dejarlo descansar en paz”.

Hace poco más de un año, al llegar a la presidencia, Sánchez prometió que sacaría a Franco del Valle de los Caídos en cumplimiento con la Ley de Memoria Histórica.

El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) gobernó España durante 22 años antes de que llegara Sánchez a la presidencia.

Sus antecesores, Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, no pudieron dar solución a un conflicto histórico que supone tener enterrado en un extraordinario mausoleo construido por presos republicanos a un dictador y a 33 mil víctimas de la Guerra Civil, sepultadas allí contra la voluntad de sus familias.

Sánchez lo hizo pese al argumento opositor de la derecha de no “abrir heridas del pasado”.

“Somos el segundo país con más desaparecidos no identificados. Mi país tiene 40 años de acreditación plena de vida democrática y ya íbamos muy tarde, por eso quisimos que esto no se demorara ni un minuto más. Nos sentimos muy honrados por ser el gobierno que finalmente haya sacado al dictador de una tumba de Estado”, declaró a MILENIO la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo.

En la pequeña plaza de Mingorrubio Javier, un joven de 23 años, sale a pasear a su perro: “Me da igual, es un muerto y muerto está. Turismo no necesitamos, pero seguramente que vendrá gente a visitar la tumba de Franco. Seguro que vendrán esos payasos (colectivos de ultraderecha), a esos sí que no los queremos aquí porque vivimos muy en paz”.

A partir de este jueves, los restos de Franco reposan al lado de los de su esposa, Carmen Polo, varios de sus incondicionales ministros como Nemesio Fernández Cuesta y Demetrio Carceller, así como de varios ultraderechistas.

Después de 44 años, el dictador vuelve a casa.


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