El ex directivo de Nissan Greg Kelly recibió el jueves una condena de seis meses de cárcel en suspensión por haber ayudado a esconder la fortuna del antiguo presidente ejecutivo caído en desgracia, Carlos Ghosn.
El estadunidense de 65 años, antiguo responsable de asuntos jurídicos de Nissan, fue detenido en noviembre de 2018 junto a Ghosn, entonces al frente de la alianza automovilística Renault-Nissan-Mitsubishi. Aunque al comienzo su papel en el caso era totalmente secundario, la rocambolesca huida del empresario a Líbano un año después lo dejó en primera línea de fuego.
La fiscalía pedía dos años contra el estadounidense, acusándolo de haber ayudado a su jefe a ocultar a las autoridades japonesas entre 2010 y 2018 unos 9 millones 100 mil yenes (alrededor de 80 millones de dólares) que Nissan iba a pagarle una vez jubilado.
El tribunal, sin embargo, lo consideró inocente de los cargos entre los años 2010 y 2016 y culpable únicamente por el año fiscal de 2017, imponiéndole una sentencia de prisión de seis meses suspendida durante tres años.
El estadunidense siempre había negado las acusaciones. Su equipo aseguró que el pago posterior a la jubilación nunca se acordó y que las conversaciones al respecto eran para explorar una "forma legal" de mantener sujeto a Ghosn y evitar que se fuera a la competencia.
Pero el juez Kenji Shimizu indicó que en el año fiscal de 2017, Kelly "estaba enterado de que había una remuneración impagada y el tribunal reconoce que hubo conspiración (de Kelly) con Ghosn" y otro ejecutivo de Nissan, Toshiaki Ohnuma.
El juicio era seguido con atención en Japón y también en Estados Unidos, cuyo embajador en Tokio lo estableció como una prioridad. Algunos vieron a Kelly como una cabeza de turco en el caso centrado en Ghosn, cuya rocambolesca huida escondido en un equipo de audio en diciembre de 2019 avergonzó a la justicia japonesa.
El estadunidense no ha podido salir de Japón durante todo este proceso. Su mujer se unió a él y tuvo que estudiar japonés para conseguir un visado que le permitiera quedarse en el país. Con este veredicto, el hombre puede salir de Japón por primera vez en tres años. Aun así, sus abogados habían dicho que recurrirían el veredicto en caso de condena, incluso si esta quedaba suspendida.
RM