Un alto funcionario estadunidense confirmó que hay resistencias al presidente Donald Trump dentro de la propia Casa Blanca, a fin de frustrar parte de su agenda política, que consideran perjudicial para Estados Unidos y basada en la “amoralidad” del mandatario.
En un artículo publicado de manera anónima este miércoles en la página web del diario The New York Times, el autor indicó que “muchos” altos funcionarios trabajan desde la Casa Blanca como parte de una “resistencia silenciosa” a Trump.
“Creemos que nuestro primer deber es con este país, y el presidente continúa actuando de manera perjudicial para la salud de nuestra república”, aseveró el funcionario.
“Muchas personas nombradas por Trump nos hemos comprometido a hacer lo que podamos para preservar nuestras instituciones democráticas y frustrar los impulsos más dañinos de Trump hasta que termine su mandato”, añadió.
El Times justificó la publicación del artículo, tras explicar que habían confirmado la real identidad del funcionario y debido a que el anonimato era la única manera de ofrecer una perspectiva importante a sus lectores.
El funcionario apuntó que “la raíz del problema es la amoralidad del presidente”, y aseguró que cualquiera de las personas que trabajan para él, saben que Trump no se sujeta a ningún principio en su toma de decisiones.
Afirmó que, pese a que representa al Partido Republicano, el presidente no tiene afinidad por sus políticas, y que sus impulsos “son generalmente anticomerciales y antidemocráticos”.
El funcionario aseveró que los logros que pueden considerarse exitosos dentro del gobierno federal, tales como la reforma fiscal y el fortalecimiento del ejército, han sido alcanzados a pesar de Trump, a quien describe como “mezquino e ineficaz”.
“Desde la Casa Blanca hasta los departamentos y agencias de la rama ejecutiva, los altos funcionarios admitirán en privado su incredulidad diaria ante los comentarios y acciones del comandante en jefe. La mayoría está trabajando para aislar sus operaciones de sus caprichos”, declaró.
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El artículo detalló que la presidencia funciona en dos pistas. Por un lado, Trump y su afinidad por autócratas como el presidente ruso Vladimir Putin y el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, y por otro, funcionarios que luchan por mantener alianzas con países democráticos.
Sostuvo que dada la inestabilidad del presidente, muchos en el gabinete se preguntaron si debían recurrir a la Enmienda 25 de la Constitución, que permite remover al mandatario por incapacidad para cumplir sus labores, pero nadie quería precipitar una crisis constitucional.
“La mayor preocupación no es lo que Trump ha hecho a la Presidencia, sino más bien lo que nosotros, como nación, le hemos permitido que nos haga. Nos hemos hundido con él y hemos permitido que nuestro discurso sea despojado de la civilidad”, manifestó.
El artículo fue publicado luego de que esta semana fueron divulgados adelantos de un libro del periodista Bob Woodward, el cual recoge opiniones similares de parte de numerosos funcionarios y ex funcionarios de la Casa Blanca.
La mayoría de los altos funcionarios, de acuerdo con Woodward, subrayan la incompetencia de Trump, y la incredulidad del gabinete ante sus limitaciones intelectuales y su toma de decisiones irracionales.
JOS