Expulsión de agentes rusos, una advertencia a Moscú

Para la politóloga Marie Mendras la acción concertada de Occidente, contra más de un centenar de diplomáticos del Kremlin, es un pase de factura a Putin por Crimea y Ucrania.

La Aldea
México /

Es evidente que el envenenamiento con un gas neurotóxico militar, el 4 marzo, del ex doble espía ruso Sergéi Skripal de 66 años y de su hija Yulia (33), que lo visitaba en Salisbury, en el sur del Reino Unido, procedente de Rusia, desató desde el pasado lunes 26 la aplicación de nuevas sanciones contra Moscú: una veintena de países occidentales, entre ellos Estados Unidos Canadá, Francia, Alemania, Hungría y Ucrania anunciaron de manera simultánea la expulsión de al menos 144 diplomáticos rusos, a lo que sumó también la alianza atlántica militar OTAN.

Para Marie Mendras, politóloga del Centro de Estudios y de Investigaciones Internacionales (CERI), de París, esta acción internacional es “totalmente inédita”.

En entrevista con el vespertino francés Le Monde, Mendras destaca que “en su gran mayoría, el perfil de los diplomáticos expulsados es el de agentes de los servicios de inteligencia exterior rusa con cobertura diplomática”.

Para Mendras, si bien las expulsiones son parte de los incidentes entre Estados desde hace mucho tiempo, “lo que es totalmente inédito es la decisión concertada de más de veinte países de Occidente de mostrar su solidaridad ante el Estado británico, impulsando una política de coerción contra las acciones de Rusia en Gran Bretaña con la expulsión de un cierto número de ‘diplomáticos’”.

Con esta medida, añade, “los gobiernos occidentales le están diciendo a Moscú que consideran los actos del Estado ruso como actos que ponen en peligro la seguridad de sus poblaciones”.

“Las sanciones no buscan debilitar a Rusia -agrega-, sino frenar al presidente Putin y a sus políticas percibidas como peligrosas ya que mantienen un clima de conflictividad y hacen crecer el riesgo de enfrentamiento”.

En opinión de la experta, la decisión de expulsar a los diplomáticos está vinculada a la anexión de Crimea y la intervención rusa en Ucrania, en la primavera de 2014. “Si no hubiera habido ese precedente –frente al cual las principales potencias de Occidente evitaron reaccionar por temor a un choque militar–, el envenenamiento de Sergéi Skripal y su hija –ambos en estado crítico– con un gas militar de fabricación soviética habría causado una gran conmoción, pero no probablemente una respuesta colectiva”. Rusia ha negado la autoría del ataque y del gas Novichoc que, asegura, “es occidental”.

Sobre la contradicción del presidente Donald Trump, que expulsó a 60 diplomáticos rusos una semana después de felicitar con efusión a su par ruso por su cuarta reelección, Mendras dice que éste “se vio obligado a aceptar los consejos del Departamento de Estado y el Pentágono, cuya línea es: “con Moscú hay que mantenerse firmes”. Más aun con el telón de fondo de la investigación del fiscal Robert Mueller sobre presunta injerencia rusa en las elecciones de 2016.

Según Dean Haydon, subcomisionado de la Policía Metropolitana de Londres, Skripal y su hija hicieron contacto por primera vez con la sustancia en la puerta de su casa en Salisbury, donde también se han revisado un bar, un restaurante y un cementerio.

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