El huracán Florence es "una malvada chica caprichosa" que está jugando al gato y al ratón con los residentes de Carolina del Sur, que esperaban hoy el ataque inminente de la monstruosa tormenta tras días de incertidumbre sobre si recibirían o no su impacto directo.
"Es una malvada chica caprichosa", dijo Kelly Preston, un ama de casa de 56 años que paseaba por la aún soleada ciudad de Charleston dos días antes del desembarco de Florence.
La tormenta fue degradada a categoría 3, pero todavía es "un huracán de gran intensidad extremadamente peligroso" que sopla en el Atlántico con vientos máximos de 195 km/hora, según el Centro Nacional del Huracanes.
Hasta el martes, la tormenta parecía que iba a adentrarse por Carolina del Norte, pero hoy los meteorológos proyectan que su ojo tocará tierra en el sur de ese estado para luego internarse en los campos algodoneros de Carolina del Sur entre el viernes y el sábado.
"Es una ruleta rusa, no sabemos adónde va a ir. Y yo estoy jugando. Sólo quiero ir a mi casa y sentarme en mi poltrona", dijo Preston.
Tampoco Nicholas Cundiff, un médico de 27 años que aprovechaba la calma previa a la tormenta para andar en bicicleta por calles desiertas de Charleston, se sentía amedrentado. Incluso a pesar de que el gobernador Henry McMaster ordenó el lunes la evacuación de casi un millón de personas de las costas de Carolina del Sur.
"Todavía no me decidí, creo que me voy a quedar", dijo. "Es un poco desconcertante porque no se sabe mucho, pero creo que no será tan horrenda, creo que la puedo sobrellevar".
La ciudad de Charleston estaba vacía, las ventanas tapiadas con maderas o chapas de metal, los negocios cerrados, y apenas algunos trabajadores daban aún los últimos martillazos.
Pero muchas de las viviendas de esta histórica ciudad son antiguas o están desvencijadas y la mayoría carecía de protección en las ventanas. Sólo algunas tenían un par de sacos de arena en las puertas para combatir a un huracán que el servicio meteorológico estadounidense califica como "de una vez en la vida".
"Me preocupa la gente que no se preparó, porque originalmente no pensaban que el huracán iba a ser muy fuerte aquí", dijo Barry Sparks, un jubilado de 66 años que compraba agua en la capital del estado, Columbia. "Me puedo imaginar que muchos no están preparados".
Los estados de Georgia y de la costa este de Estados Unidos emitieron declaraciones de emergencia por la llegada de Florence y las inundaciones que se espera que produzca.
Desde la Estación Espacial Internacional, el astronauta alemán Alexander Gerst tuiteó fotos de la monstruosa tormenta y escribió: "¡Cuidado, Estados Unidos!".
Pero para Cundiff todavía es un buen día. "Ya que voy a estar encerrado los próximos días, pensé que lo mejor era salir en la bicicleta".
JOS